Cada uno de nosotros tiene una comunidad de microorganismos que prosperan en una zona de nuestro intestino grueso conocida como microbioma intestinal. Esta parte del intestino sirve de hogar a billones de bacterias y otros microbios que interactúan con el resto del organismo. Mientras que algunas bacterias son perjudiciales y contribuyen al desarrollo de enfermedades e infecciones, otros tipos de bacterias son en realidad beneficiosas. Una nueva investigación revela que las bacterias intestinales desempeñan un papel en la relación entre el estrés y las enfermedades autoinmunes, lo que sugiere que un estilo de vida más saludable puede reducir los riesgos.
El microbioma intestinal desempeña un papel importante en la salud general
En un microbioma intestinal normal y sano hay hasta 1.000 tipos diferentes de bacterias. Esto es importante, porque cada cepa cumple una función diferente, afectando a la salud de una manera única. Por ejemplo, la Bifidobacteria es un tipo de bacteria que ayuda a los lactantes a digerir los azúcares presentes en la leche materna. Del mismo modo, otros tipos de bacterias ayudan al organismo a digerir mejor la fibra. Una vez digeridos, los compuestos de la fibra ayudan al organismo a protegerse contra las enfermedades cardiacas, el cáncer y la obesidad. normal y sano hay hasta 1.000 tipos diferentes de bacterias. Esto es importante, porque cada cepa cumple una función diferente, afectando a la salud de una manera única. Por ejemplo, la Bifidobacteria es un tipo de bacteria que ayuda a los lactantes a digerir los azúcares presentes en la leche materna. Del mismo modo, otros tipos de bacterias ayudan al organismo a digerir mejor la fibra. Una vez digeridos, los compuestos de la fibra ayudan al organismo a protegerse contra las enfermedades cardiacas, el cáncer y la obesidad.
Las investigaciones de los últimos años han descubierto que las bacterias beneficiosas del intestino pueden reforzar el sistema inmunitario y reducir el riesgo de padecer diversas enfermedades, como diabetes tipo 2 y trastornos gastrointestinales. Dado que el microbioma intestinal desempeña tantas funciones, ahora se considera un órgano más del cuerpo, y la investigación continua está descubriendo que beneficia a la salud de más formas de las que se conocían hasta ahora.
El estrés y las enfermedades autoinmunes están relacionados con el microbioma intestinal
Aunque hay varias enfermedades que pueden clasificarse como autoinmunes, todas ellas se desarrollan como resultado de un proceso similar. En esencia, el sistema inmunitario identifica erróneamente un grupo de células, un órgano o algún otro tejido del cuerpo como una bacteria o un virus nocivos. Esto hace que el sistema inmunitario se vuelva contra el organismo y ataque al tejido sano. Algunos ejemplos de este tipo de enfermedades son la artritis reumatoide, la diabetes de tipo 1 y el lupus.
Un estudio realizado en la Universidad Bar Ilan de Israel descubrió que existía una relación entre el estrés y las enfermedades autoinmunes, que podría implicar actividad microbiana en el intestino. Trabajando con ratones, descubrieron que el estrés social provocaba un aumento de la producción de células T auxiliares efectoras. Estas células son responsables de la respuesta del sistema inmunitario a las amenazas, lo que indica que el estrés puede desempeñar un papel en la instigación de enfermedades autoinmunes.
Los investigadores también descubrieron un aumento de dos tipos específicos de bacterias en los microbiomas intestinales de los ratones. Estas bacterias, Bilophila y Dehalobacterium, también se encuentran en mayores cantidades en los microbiomas intestinales de las personas con esclerosis múltiple. El aumento de estos tipos de bacterias puede tener algo que ver con las alteraciones de los genes en el intestino que se producen como consecuencia del estrés. Los cambios en los genes del intestino ayudan a las bacterias a desplazarse a otras partes del cuerpo, prosperar y crecer, y transmitir señales a diversos órganos del cuerpo.
Como resultado de los cambios genéticos, las bacterias viajan a los ganglios linfáticos, donde pueden manipular las respuestas inmunitarias. Esencialmente, el estrés promueve cambios en los genes del intestino, lo que, a su vez, provoca cambios en la forma en que los ganglios linfáticos gestionan las respuestas inmunitarias.
Esto aumenta el riesgo de que una persona que sufra un exceso de estrés acabe desarrollando enfermedades autoinmunes. Lo contrario también puede ser cierto, lo que sugiere que controlar el estrés puede ayudar a mantener bajo el riesgo de padecer trastornos autoinmunitarios.
Consejos para controlar el estrés
Ejercicio
La actividad física es esencial para su salud física, pero también tiene efectos positivos sobre su mente y sus emociones. Al hacer ejercicio durante un mínimo de 30 minutos al día, experimentarás una liberación de endorfinas que mejorará tu estado de ánimo y reducirá las hormonas del estrés.
Reducir el consumo de sustancias
Puede que pienses que el alcohol y las drogas te hacen sentir mejor, pero en realidad están agravando el problema. Cuando desaparezca esa sensación de euforia, volverán los sentimientos de estrés. Esto te incitará a tomar más drogas o a beber más alcohol. Además de correr el riesgo de desarrollar una adicción, este ciclo hará que te sientas más estresado con el tiempo.
Seguir una dieta sana
Los alimentos que consuma también influirán en su salud emocional. Los alimentos naturales, como la fruta, la verdura, los frutos secos y las semillas, contienen nutrientes y vitaminas esenciales que ayudan al funcionamiento del cuerpo y el cerebro. Cuando tu dieta consiste principalmente en alimentos procesados, estás privando a tu cuerpo de estos nutrientes. Como resultado, tu cerebro no funcionará tan eficientemente como debería, lo que puede dar lugar a una liberación más concentrada de hormonas del estrés.
Gestionar el tiempo de forma más eficiente
Para muchas personas, el estrés aumenta por la falta de tiempo para llevarlo todo a cabo. Aunque tengas muchas cosas que hacer, puedes superar cada día con más facilidad si te planificas con antelación. Justo antes de acostarte cada noche, haz una lista de todo lo que tienes que hacer al día siguiente y asigna un bloque de tiempo para cada tarea. Así te asegurarás de que lo haces todo sin sentirte agobiado.
Relajarse
Cada día deberías reservar algo de tiempo para hacer algo que te relaje. Ya sea meditar y practicar yoga, leer un buen libro o escuchar tu podcast favorito, puedes elegir cualquier actividad que te guste. Además de reducir los niveles de estrés y ayudarte a mantenerte sano, tomarte este tiempo para desconectar también te ayudará a dormir mejor.