Wissenschaftler finden heraus, dass sozialer Stress Darmbakterien verändert

Investigadores descubren que el estrés social altera las bacterias intestinales

Investigadores de la Universidad Estatal de Georgia se propusieron recientemente examinar cómo el estrés social altera las bacterias intestinales de los ganadores frente a los perdedores en situaciones de conflicto social. Los resultados no fueron los esperados.

El estudio se realizó con hámsters sirios, una especie elegida por la rapidez con que establecen jerarquías de dominación. Se analizaron las bacterias intestinales de los hámsters antes y después de permitir que los animales interactuaran. Los investigadores predijeron inicialmente que los hámsters subordinados, al ser los más estresados del grupo, se verían más afectados por el conflicto. Sin embargo, sus conclusiones demostraron que el estrés social provocaba cambios similares en la microbiota de los hámsters, independientemente de quién ganara.

Según el Dr. Kim Huhman, profesor de neurociencia en Georgia State, “descubrimos que incluso una sola exposición al estrés social provoca un cambio en la microbiota intestinal, similar al que se observa tras otros factores estresantes físicos mucho más graves, y este cambio se acentúa tras exposiciones repetidas.”

Un hallazgo aún más sorprendente de los datos fue que la presencia de algunas bacterias parecía ser un indicador de si un animal se convertiría en ganador o perdedor. Según el Dr. Benoit Chassaing, coautor del estudio, “estos resultados sugieren que se está produciendo una comunicación bidireccional: por un lado, el estrés influye en la microbiota y, por otro, algunas bacterias específicas influyen a su vez en la respuesta al estrés.”

Cómo altera el estrés las bacterias intestinales

El estrés causa estragos en todo el organismo, pero el intestino parece sufrirlo especialmente. El tracto gastrointestinal humano, un órgano excepcionalmente complejo, alberga más de 100 billones de microorganismos esenciales para la homeostasis del organismo. El intestino humano alberga el sistema nervioso entérico, que consta de unos 500 millones de neuronas y, al igual que el cerebro, utiliza una serie de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.

El cerebro humano comunica el estrés directamente al sistema nervioso entérico a través del eje intestino-cerebro, lo que repercute directamente en la función y composición de la flora intestinal. Según las investigaciones, la exposición al estrés provoca cambios en la diversidad de estos microorganismos. Estos cambios inducidos por el estrés favorecen un crecimiento excesivo de bacterias nocivas y pueden causar una mayor susceptibilidad a las infecciones y a la inflamación del intestino.

Cómo afectan las bacterias intestinales a los niveles de estrés

El vínculo del eje intestino-cerebro entre el sistema nervioso central y el sistema nervioso entérico es bidireccional, lo que significa que, al igual que el estrés afecta a las bacterias intestinales, la flora intestinal también tiene un efecto directo en cómo afrontamos el estrés. El microbioma afecta a la función y la estructura de regiones cerebrales clave relacionadas con el estrés, como la amígdala, que es vital para regular las respuestas psicológicas y fisiológicas a los estímulos que incitan al estrés, la ansiedad o el miedo. Diversos trastornos relacionados con el estrés, como la ansiedad, la depresión, la fatiga crónica y el síndrome del intestino irritable, se han atribuido a un desequilibrio de la microbiota intestinal.

Las bacterias intestinales también son responsables de la producción de muchas de las sustancias neuroquímicas que el cerebro utiliza para regular procesos como el aprendizaje, la memoria, el estado de ánimo y el sueño. Las investigaciones sugieren incluso que puede haber vínculos entre la microbiota intestinal y trastornos neurológicos como el autismo y la esquizofrenia. La investigación en humanos aún está en pañales, pero los efectos del microbioma intestinal en el cerebro parecen ser cada vez más amplios.

Soluciones para controlar el estrés

Scientists Find Social Stress Alters Gut BacteriaReconocer que este vínculo existente entre el intestino y el cerebro es bidireccional nos orienta hacia el tratamiento simultáneo y holístico tanto del estrés como del desequilibrio de las bacterias intestinales sanas. Mantener a raya el estrés y la ansiedad puede mejorar la salud intestinal, y viceversa, mejorar la salud intestinal puede mejorar el estado de ánimo y los niveles de estrés. He aquí algunas medidas que podemos tomar para mejorar la salud intestinal, controlar el estrés y promover una mejor salud general.

Seguir una dieta basada en alimentos integrales y rica en probióticos

Para obtener un potente estímulo cerebral que también favorezca la salud intestinal, abandona los azúcares y los alimentos procesados en favor de una dieta completa repleta de alimentos sanos y naturales cargados de probióticos, como el kéfir, el chucrut y el vinagre de sidra de manzana.

Complementar la dieta con prebióticos y probióticos

Aunque los alimentos naturales y fermentados son la mejor forma de ingerir bacterias buenas, las dietas y los estilos de vida modernos no siempre permiten ingerir todo lo que necesitamos, y eso está bien. Los probióticos ayudan a controlar las bacterias intestinales malas fomentando el crecimiento de bacterias buenas y se ha demostrado que reducen el estrés y disminuyen la ansiedad.

Utilizar adaptógenos para aliviar el estrés y devolver el cuerpo a la estasis

Los adaptógenos ricos en antioxidantes reducen los niveles de estrés, equilibran el organismo y aumentan la resistencia natural al estrés.

Incorporar los aceites esenciales a la rutina diaria

Algunos aceites esenciales, como los de bergamota, menta y clavo, son potentes antiestrés que también favorecen la salud intestinal por sus propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas.

Hacer ejercicio regularmente

El ejercicio aeróbico regular disminuye la tensión general, eleva y estabiliza el estado de ánimo y mejora el sueño. Las investigaciones también han demostrado que el ejercicio regular modifica positivamente la microbiota intestinal y aumenta la diversidad de especies.

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