Hubo un tiempo en que la comunidad médica consideraba a las bacterias invasores indeseados y causantes de enfermedades graves. Aunque algunos microbios son peligrosos, hay varias especies que necesitamos para gozar de una salud óptima. Nuestra piel, nuestro tracto gastrointestinal y muchas zonas de nuestro cuerpo florecen cuando están colonizadas en grandes cantidades por ciertos tipos de bacterias. Un nuevo estudio sugiere que estas bacterias intestinales influyen en el riesgo de diabetes y tienen diversos efectos positivos en nuestro metabolismo.
Diabetes de tipo 2: Una amenaza creciente
La diabetes de tipo 2 es una enfermedad grave en la que el organismo se vuelve resistente a la insulina, la hormona necesaria para que la glucosa salga del torrente sanguíneo y entre en las células. Este exceso de azúcar provoca un sobrepeso gradual, incluso cuando algunas células se quedan sin energía. El exceso de azúcar en el torrente sanguíneo puede provocar enfermedades cardiovasculares, daños nerviosos, ceguera y, con el tiempo, incluso causar la muerte.
La diabetes no tiene cura, pero hay formas de controlarla. Se ha comprobado que seguir una dieta baja en carbohidratos y rica en fibra reduce los efectos de la enfermedad. También hay varios medicamentos que pueden reducir el azúcar en sangre, aunque suelen tener efectos secundarios no deseados. Como ocurre con todas las enfermedades, la prevención es la única cura real.
Las tasas de diabetes de tipo 2 no dejan de aumentar, convirtiéndose en una de las mayores amenazas para la salud pública de nuestro tiempo. Esto se debe en parte a una dieta menos saludable y a la falta de ejercicio en nuestra población. Según un nuevo estudio, la falta de bacterias intestinales beneficiosas también puede estar contribuyendo.
¿Cómo pueden influir las bacterias intestinales en la diabetes?
Los investigadores examinaron los estilos de vida de varios grupos de gemelos, incluida su dieta, hábitos de ejercicio y otros factores de riesgo de enfermedades metabólicas. También tomaron muestras de heces durante un largo periodo de tiempo para identificar las distintas bacterias presentes en el tracto gastrointestinal de los participantes a medida que envejecían.
Ninguna de las personas estudiadas padecía diabetes de tipo 2 cuando se inició el estudio. Sin embargo, los que desarrollaron esta enfermedad presentaban cambios en las bacterias intestinales antes de que se les diagnosticara. En concreto, presentaban disminuciones en Akkermansia muciniphila, una bacteria probiótica que se ha descubierto que previene la inflamación. Aunque se necesita más investigación, los científicos creen que el riesgo de diabetes tipo 2 puede predecirse en parte por la presencia de esta y otras bacterias beneficiosas en cantidades adecuadas.
Otro estudio descubrió que la presencia de un microbio llamado Prevotella Copri puede contribuir al desarrollo de la diabetes de tipo 2. Esta bacteria normalmente no está presente en el intestino, pero puede crecer en colonias en ausencia de otras poblaciones más sanas. Está claro que es importante para nuestra salud metabólica tener poblaciones bacterianas florecientes, pero sólo ciertos tipos de bacterias.
La microflora y la salud
Nuestras bacterias intestinales contribuyen a la salud de varias maneras. En primer lugar, ayudan a descomponer los nutrientes para que puedan absorberse y metabolizarse más fácilmente. Algunos nutrientes, como la vitamina K, no pueden absorberse sin la influencia bacteriana adecuada. En segundo lugar, nuestras bacterias intestinales liberan diferentes aminoácidos y sustancias bioactivas que pueden tener un enorme impacto en la salud. En particular, muchas de estas sustancias pueden aumentar o reducir la inflamación. Esta es probablemente la razón por la que el cáncer de colon y la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) se han relacionado con desequilibrios en nuestro microbioma.
Contar con grandes colonias de bacterias beneficiosas puede impedir que prosperen los patógenos causantes de enfermedades. Sencillamente, no hay suficientes nutrientes ni espacio para las bacterias negativas. Esta es la razón por la que las personas son más propensas a las infecciones por Clostridium Difficile, o C. Diff, después de haber recibido antibióticos que matan la flora gastrointestinal sana.
Está claro que tener una flora gastrointestinal sana es crucial para la salud de todo nuestro organismo. Sin embargo, la dieta moderna a menudo carece de la fibra y las bacterias beneficiosas necesarias para mantener poblaciones saludables de bacterias intestinales.
Construir un microbioma sano
Hay varias formas de promover la salud de las bacterias intestinales. En primer lugar, considere la posibilidad de consumir alimentos con bacterias probióticas, como el yogur o el kéfir. Si estos alimentos no le atraen, los suplementos probióticos también son una buena forma de obtener una ingesta constante de microbios beneficiosos. En segundo lugar, evite los antibióticos, así como los productos de limpieza antimicrobianos, a menos que sean necesarios por motivos de salud. Estas sustancias suelen acabar con las bacterias buenas, permitiendo que proliferen los bichos patógenos.
Comer fibra también parece ser importante para mantener las bacterias intestinales. Estudios anteriores han descubierto que el consumo de fibra puede reducir directamente el riesgo de diabetes. Ahora sabemos que esto puede deberse al hecho de que la fibra ayuda a que crezcan las bacterias beneficiosas. Tomar un suplemento prebiótico que contenga fibra soluble conocida por favorecer la flora gastrointestinal también es una buena forma.
No hay forma de eliminar por completo el riesgo de enfermedad. Sin embargo, tener una flora intestinal sana parece reducir enormemente nuestro riesgo. Comer los alimentos adecuados, incluidos los probióticos y la fibra necesaria para alimentarlos, parece ser crucial no sólo para el tracto gastrointestinal, sino para la salud de todo el organismo.