Los investigadores revelan la mejor hora del día para tomar decisiones

Tomamos un montón de decisiones cada día de nuestras vidas, desde qué zapatos ponernos hasta a qué político votar en las elecciones. Aunque no nos demos cuenta conscientemente, hay una gran actividad neurológica en la toma de decisiones, por pequeñas que sean. Durante el proceso de toma de decisiones, las neuronas de tres áreas diferentes del cerebro se comunican entre sí en una serie de rápidos disparos que pueden durar menos de un segundo. Nuestros cerebros equilibran el riesgo, la probabilidad de recompensa y las emociones con nuestras propias experiencias vitales, recuerdos y conocimientos. Esta intensa actividad cerebral da como resultado (idealmente) una decisión clara que se ajusta a nuestros valores y necesidades.

Sin embargo, hay diferencias en la forma en que tomamos decisiones a distintas horas del día. Lo sorprendente es descubrir que la decisión que tomamos por la mañana es muy distinta de la que podríamos haber tomado a última hora de la noche. Y lo que es aún más asombroso, los investigadores pueden predecir cómo varía nuestra toma de decisiones a lo largo del día.

La hora del día y la toma de decisiones

¿Cómo pueden los investigadores estudiar la forma de tomar decisiones? Hay varios enfoques: algunos utilizan juegos basados en la lógica, como el ajedrez, mientras que otros se fijan en las decisiones que toman los profesionales, como los jueces, a lo largo del día. Sea cual sea el enfoque, la investigación ha descubierto que existe un patrón claro. Las personas son más propensas a tomar decisiones con mayor riesgo y mayor potencial de recompensa a primera hora de la mañana. A medida que avanza el día, somos más propensos a tomar decisiones seguras, aunque ganemos mucho menos.

¿Por qué los seres humanos toman decisiones diferentes a distintas horas del día de forma tan predecible? Parece que hay múltiples factores en juego, como los niveles de neurotransmisores, un fenómeno conocido como fatiga de decisión e incluso el cronotipo de la persona que toma la decisión.

Serotonina: cómo influye la hormona de la felicidad en nuestras decisiones

La serotonina es una sustancia química del cerebro que suele asociarse con la felicidad. Un déficit de serotonina puede causar depresión y otras enfermedades mentales, pero también es importante para transmitir mensajes entre distintas zonas del cerebro. Según una nueva investigación, los niveles de serotonina pueden ser un factor que explique por qué tomamos decisiones diferentes a distintas horas del día. Los niveles altos de serotonina nos calman y nos hacen más propensos a asumir riesgos. A medida que avanza el día, empezamos a tomar decisiones que implican menos riesgo (y a menudo menos recompensa) debido a la disminución de la cantidad de este neurotransmisor vital.

La disminución de los niveles de serotonina puede tener graves consecuencias. Los jueces que atienden casos de libertad condicional durante todo el día tienen muchas más probabilidades de conceder la libertad condicional a primera hora de la mañana, así como después de los descansos. Las personas que tienen audiencias de libertad condicional más tarde tienen muchas más probabilidades de que se las denieguen. La verdad es que todos participamos en un proceso de razonamiento diferente a medida que avanza el día. Esto se debe a la fatiga mental resultante de agotar las reservas de serotonina y otros neurotransmisores necesarios para sopesar eficazmente los riesgos y las recompensas.

Fatiga de decisiones: Cuando ya estamos cansados de elegir

Researchers Reveal the Best Time of Day for Decision Making¿Alguna vez se ha cansado de tomar decisiones? Se trata de un fenómeno universal conocido como fatiga de decisión. Por desgracia, todos debemos tomar una serie de decisiones importantes y menos importantes a lo largo de nuestro día, lo que deja con menos energía las áreas de nuestro cerebro que intervienen en estos procesos. ¿Debería levantarme temprano para preparar un desayuno más sano o quedarme dormido y tomarme una taza de café en su lugar? Incluso estas pequeñas decisiones se acumulan rápidamente en un cerebro cansado.

La fatiga por tomar decisiones es cada vez más un problema en el mundo moderno. Mientras que antes la gente tomaba un puñado de decisiones al día, ahora tenemos más opciones y, por tanto, más probabilidades de fatigarnos. Tenemos varios pares de zapatos, muchas opciones para desayunar y una variedad de decisiones que tomar incluso antes de salir por la puerta. Todo ello hace que nuestra mente esté cansada y carezca de la capacidad de sopesar los riesgos y las recompensas para tomar decisiones acertadas. El grado de fatiga en la toma de decisiones también puede verse afectado por nuestros cronotipos particulares. Aunque todos sufrimos los efectos del agotamiento de los neurotransmisores, las “alondras matutinas” tienden a pensar mejor a primera hora del día, mientras que los llamados “búhos nocturnos” parecen tomar sus mejores decisiones por la noche.

Mejorar la toma de decisiones

Si uno quiere mejorar su toma de decisiones en los momentos del día en que le supone un problema, será mejor que tenga en cuenta estos útiles consejos. En primer lugar, hay que tomar las grandes decisiones a primera hora del día, cuando el cerebro está fresco. Comer y tomarse un breve descanso antes de aceptar cualquier posible plan o solución. Si se habla un idioma extranjero, intentar pensar la decisión en él. Las investigaciones han descubierto que la gente suele pensar de forma más racional cuando utiliza una lengua extranjera porque carece de conocimientos idiomáticos que le hagan caer presa de argumentos emocionales. Por último, tomar el aire. Un alto nivel de oxígeno y un bajo nivel de dióxido de carbono ayudan al cerebro a reaccionar de la forma más calmada y racional posible.

Los investigadores aún están estudiando cómo el momento del día para tomar las mejores decisiones coincide con nuestros ritmos circadianos. Hasta que se realicen más estudios en este campo, lo mejor es dormir bien, cuidar los relojes internos y mantenerse lo más cerca posible del patrón innato de sueño-vigilia. Dormir es esencial para llevar una vida larga y sana.

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