Ansiedad y demencia: ¿Aliviar el estrés puede reducir el riesgo?

Los resultados de varios estudios científicos sugieren que la ansiedad inducida por el estrés que se produce durante la mediana edad de un individuo podría precipitar el desarrollo de demencia en sus últimos años. A continuación daremos un breve vistazo a la demencia, examinaremos el estrés y sus causas, analizaremos los resultados de los estudios mencionados y ofreceremos métodos que las personas pueden emplear para reducir los incidentes de estrés o mejorar el impacto corporal de la enfermedad.

Definición del estrés y la demencia

El término demencia no describe una enfermedad concreta, sino un conjunto de manifestaciones caracterizadas por un deterioro de las funciones mentales y cognitivas. Las afecciones médicas que precipitan la demencia, como la enfermedad de Alzheimer y las dolencias cerebrovasculares, como los accidentes cerebrovasculares o los trastornos vasculares, provocan en la persona afectada una pérdida gradual y a menudo irreversible de células cerebrales. Tales acontecimientos suelen provocar síntomas como pérdida significativa de memoria, dificultad para ejecutar tareas que antes eran rutinarias, confusión pronunciada y, en ciertos casos, alucinaciones y arrebatos violentos.

Al igual que la demencia, el estrés tampoco se considera una enfermedad específica. Los profesionales médicos definen el estrés como un desencadenante físico, mental o emocional que puede manifestarse en uno o varios síntomas corporales que afectan a casi todos los sistemas internos. El estrés puede deberse a diversos motivos, como presiones laborales, preocupaciones económicas, enfermedades, plazos inminentes o problemas familiares, entre otros. A corto plazo, el estrés puede actuar como factor motivador para alcanzar objetivos importantes. Sin embargo, a largo plazo, la influencia del estrés puede provocar daños corporales, especialmente en la mente.

Los resultados de los estudios que relacionan estrés, ansiedad y demencia

Un equipo de científicos ingleses recopiló información de cuatro estudios realizados anteriormente en los que se examinó la salud mental y el estilo de vida de unos 30.000 individuos durante un periodo de 10 años. Los investigadores descubrieron un factor común a todos los estudios. La inmensa mayoría de los afectados por una dolencia relacionada con la demencia en años posteriores experimentaron altos niveles de ansiedad durante la mediana edad.

Es importante señalar que estos estudios no se realizaron como parte de un experimento mayor que intentara confirmar que la ansiedad puede estar directamente correlacionada con la demencia. Por lo tanto, los investigadores no pudieron formular hipótesis sobre lo que creen que podrían ser las condiciones o procesos biológicos que pueden conducir al deterioro mental en individuos que llevaron una vida excesivamente estresante en su juventud. Dicho esto, algunos de estos mismos científicos opinan que la ansiedad podría provocar una liberación corporal elevada y crónica y, en última instancia, una concentración sanguínea elevada de hormonas del estrés como el cortisol que, si no se frena, podría dañar algún día diversas áreas del cerebro.

Otros profesionales médicos opinan que las hormonas del estrés también podrían conducir a una acumulación de sustancias nocivas que pueden precipitar la demencia. Entre los materiales específicos se encuentran las proteínas precursoras amiloides (APP, por sus siglas en inglés) y las proteínas tau. Además, otros creen que la acumulación de placa beta-amiloide, denominada menos cariñosamente “mugre cerebral”, obstruye y daña las células cerebrales, lo que en última instancia provoca enfermedades causantes de demencia. En lo único que coinciden los investigadores de los estudios mencionados es en que las personas que sufren trastornos de ansiedad o que están expuestas a cantidades excesivas de estrés pueden reducir el riesgo de demencia y mejorar su salud general abordando estos problemas.

¿Qué medidas se pueden adoptar?

Teniendo en cuenta esta información, hay una serie de medidas prácticas que pueden ayudar a reducir el riesgo de demencia inducida por el estrés en etapas posteriores de la vida.

Identificar y tratar un trastorno de ansiedad existente

Para algunas personas, la ansiedad no es un problema pasajero que surge en momentos de tensión, sino un trastorno crónico que puede tener graves consecuencias para la salud. La mayoría de los profesionales médicos sugieren que las personas que sufren ansiedad de forma habitual busquen ayuda médica. Un médico debe ser capaz de diagnosticar el trastorno específico que provoca la ansiedad de la persona y prescribir los tratamientos adecuados.

Buscar formas de limitar el estrés

New Link Between Anxiety and Dementia Suggests Relieving Stress Could Reduce RiskCasi todo el mundo sufre algún tipo de estrés en un momento u otro. Es casi imposible evitarlo por completo. Sin embargo, hay ciertas técnicas que pueden ayudar a reducir la exposición al estrés y limitar su impacto en el organismo. Estas técnicas incluyen:

Hacer ejercicio

Los profesionales de la medicina consideran que la actividad física es un método sólido para aliviar la tensión, ya que este tipo de acciones permiten al organismo regular las hormonas del estrés. Quienes se ejercitan con mayor constancia tienen menos probabilidades de experimentar un aumento sistémico de esas sustancias potencialmente nocivas.

Participar en una actividad relajante

Aficiones como la escritura, la jardinería, la cocina, la lectura o la música pueden beneficiar a la mente a largo plazo al reforzar su concentración, pero también pueden ayudar a que la mente y el cuerpo se tranquilicen inmediatamente.

Seguir una dieta sana

Algunas personas responden a los altos niveles de estrés comiendo mayores cantidades de productos que no suelen ser beneficiosos para el cuerpo o la mente, como la comida basura. Consumir una dieta compuesta por frutas, verduras, cereales y pescado aportará nutrientes importantes que mantendrán el cuerpo y la mente despiertos.

Descansar lo suficiente

El sueño es el mejor antiestrés natural del cuerpo. Quienes duermen más son menos propensos a sufrir los efectos del estrés.

Practicar técnicas de respiración

Tomarse el tiempo necesario para respirar puede proporcionar al cerebro cantidades de sangre más frescas y oxigenadas. Además, las respiraciones profundas expulsan la tensión del cuerpo.

Tomar un suplemento natural

Algunos suplementos naturales contienen hierbas conocidas como adaptógenos. Estas potentes hierbas pueden ayudar al organismo a responder con suavidad a los factores estresantes externos.