La artritis reumatoide (AR) se produce cuando el propio sistema inmunitario ataca por error la membrana que recubre las articulaciones, la membrana sinovial. Esto inflama la membrana sinovial, provocando una dolorosa hinchazón de las articulaciones, rigidez y lesiones articulares. Otros síntomas frecuentes de la AR son fatiga, pérdida de peso y fiebre.
En las primeras fases de la artritis reumatoide, las primeras articulaciones que pueden verse afectadas son las de los dedos de las manos y los pies. Más adelante, la inflamación y el dolor suelen extenderse a las muñecas, los tobillos, los codos, las rodillas, los hombros y las caderas. Las continuas molestias asociadas a la AR pueden muy a menudo limitar la movilidad de una persona, reducir su calidad de vida e incluso afectar a la libido. La artritis reumatoide también puede causar síntomas en otras partes del cuerpo, como la piel, los ojos, los pulmones, el corazón, las glándulas salivales, los riñones, la médula ósea, los vasos sanguíneos y el tejido nervioso.
¿Quién corre el riesgo de desarrollar artritis reumatoide?
Hay ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar artritis reumatoide. El factor más importante es la edad, y la mayoría de los casos comienzan entre los 40 y los 60 años. Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar artritis reumatoide. Fumar, tener antecedentes familiares de artritis reumatoide, ser obeso y estar expuesto al amianto o al sílice también pueden aumentar el riesgo. Además, si padece artritis reumatoide, tiene un riesgo elevado de osteoporosis, sequedad crónica de ojos y boca, infecciones, síndrome del túnel carpiano, enfermedades pulmonares, problemas cardiacos y linfoma.
La artritis reumatoide es una enfermedad que no tiene cura. Sin embargo, puede tratarse con analgésicos, corticoesteroides que reducen la inflamación, fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, agentes biológicos y fisioterapia para recuperar la flexibilidad. Si estos tratamientos no evitan o ralentizan el daño articular, podría ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar las articulaciones dañadas.
La relación entre la artritis reumatoide y la libido baja
La artritis reumatoide causa dolor, rigidez y fatiga. Todos estos síntomas pueden contribuir en gran medida a reducir la libido. Los síntomas de la artritis reumatoide pueden disminuir el disfrute del sexo en sí, pero también pueden afectar a los preliminares y al simple hecho de cambiar de postura.
La relación entre la artritis reumatoide y la libido baja no es simplemente una teoría, sino un hecho científicamente demostrado. Un estudio de más de 1.200 personas presentado en el Congreso Anual de la Liga Europea contra el Reumatismo reveló que aproximadamente un tercio de las personas con artritis reumatoide sufren disfunción sexual. Esta disfunción sexual puede adoptar la forma de libido baja, dolor durante las relaciones sexuales, incapacidad para el orgasmo, eyaculación precoz e insatisfacción sexual general. La artritis reumatoide puede incluso causar disfunción eréctil, ya que las sustancias químicas corporales que causan la inflamación reumatoide también pueden afectar a los vasos sanguíneos del pene.
Mantener la calidad de vida con artritis reumatoide
Aunque la artritis reumatoide no tiene cura, la buena noticia es que se puede mantener una buena calidad de vida a pesar de esta enfermedad. La artritis reumatoide y la libido baja no tienen por qué ir necesariamente de la mano. Lo más importante es tratar la enfermedad y sus síntomas en la medida de lo posible. Tome analgésicos, así como cualquier otro medicamento que le recete su médico. Acude a fisioterapia si puedes beneficiarte de ella. Los cambios en el estilo de vida, como el ejercicio de bajo impacto y una dieta sana, también pueden marcar la diferencia.
Además de aliviar los síntomas de la artritis reumatoide, hay otras medidas que puede tomar para recuperar una vida sexual satisfactoria. Comunicarse con su pareja es muy importante, como lo es con todo. Asegúrese de que su pareja sepa que su falta de interés por el sexo se debe a su artritis reumatoide, y no a problemas de pareja o a una falta de atracción. En el dormitorio, ayuda estar abierto al cambio. Es posible que las actividades y posturas sexuales que antes le gustaban ya no le resulten factibles, sobre todo si la artritis reumatoide empeora con el tiempo.
Busca las posturas que te resulten más cómodas. Incluso puedes probar a utilizar almohadas o mantas enrolladas para apoyar el cuerpo durante las relaciones sexuales. Si la rigidez de las articulaciones le impide disfrutar del sexo, puede calentarlas antes con una ducha o baño caliente, una manta eléctrica o una almohadilla térmica. Tome analgésicos antes de mantener relaciones sexuales, con al menos media hora de intervalo para que la medicación tenga tiempo de hacer efecto. Por último, dado que las molestias causadas por la artritis reumatoide tienden a alcanzar su punto álgido a determinadas horas del día, puede intentar mantener relaciones sexuales en algún momento del día antes de que los síntomas alcancen su punto álgido.