Parece existir una correlación significativa entre la testosterona y la depresión. Obtenga más información sobre el papel de la testosterona en el cuerpo masculino, las afecciones que pueden precipitar niveles demasiado bajos de testosterona y los posibles efectos de los niveles de testosterona en la salud mental de un hombre.
¿Qué es la testosterona?
La testosterona es la principal hormona sexual y reproductiva que produce y segrega el cuerpo humano. Su función principal es fomentar el crecimiento de los órganos sexuales del hombre, participar en el proceso de reproducción y aumentar su deseo sexual (libido). Sin embargo, la testosterona también influye en la capacidad de muchos otros sistemas corporales para ejecutar funciones clave como la producción de glóbulos rojos, la estimulación de los músculos y los huesos y evitar la acumulación de un exceso de grasa corporal. Dicho esto, también se cree que la hormona ejerce una influencia significativa sobre las emociones y la salud mental del hombre.
La testosterona y la depresión
La testosterona desempeña un papel importante a la hora de precipitar comportamientos específicos que, en última instancia, repercuten tanto en el estado de ánimo como en la función cognitiva de los hombres. Esta sustancia química, que se produce principalmente en los testículos del hombre, pero también es secretada por otras glándulas liberadoras de hormonas, fomenta sentimientos importantes como la agresividad y la confianza.
Cuando los hombres tienen concentraciones sistémicas de testosterona elevadas o incluso normales, son más propensos a tener una mayor autoestima y confianza en su capacidad para realizar determinadas tareas. Si los niveles internos de esta hormona disminuyen, un hombre puede experimentar manifestaciones emocionales como falta de confianza, disminución de la energía y una alteración de su capacidad para realizar funciones cognitivas como la memoria y la concentración.
Condiciones que pueden precipitar un nivel bajo de testosterona
Existen numerosos problemas de salud y de estilo de vida que pueden reducir las concentraciones corporales de testosterona en los hombres. Entre las causas más comunes de un nivel bajo de testosterona se incluyen:
Edad
La testosterona disminuye de forma natural a medida que los hombres envejecen, especialmente al entrar en la treintena y la cuarentena.
Trastornos de órganos y glándulas hormonales
Varios componentes corporales pueden influir en la producción de testosterona. Los trastornos o daños en cualquier órgano o glándula del sistema endocrino (tiroides, testículos, hipófisis, glándulas suprarrenales) pueden causar desequilibrios hormonales que, directa o indirectamente, podrían afectar a las concentraciones de testosterona.
Hábitos de vida
Abusar de hábitos como el consumo de alcohol o la ingestión de sustancias ilícitas puede alterar la producción corporal de testosterona. Además, no dormir lo suficiente también puede afectar negativamente a los niveles de testosterona.
Fármacos
Ciertos fármacos prescritos para tratar diversas afecciones médicas podrían reducir las concentraciones de testosterona.
Andropausia
Aunque es normal que los niveles de testosterona disminuyan a medida que el hombre envejece, esto no siempre provoca la aparición de síntomas físicos. Cuando los síntomas aparecen y no son atribuibles médicamente a ningún otro problema de salud, el hombre afectado puede estar experimentando lo que se conoce como andropausia. La andropausia puede precipitar manifestaciones mentales como depresión, cambios de humor, ansiedad y problemas cognitivos, pero también otros problemas molestos que a veces alteran la vida, como problemas de rendimiento sexual, aumento de peso, acumulación de grasa corporal, fracturas óseas, cansancio, trastornos del sueño y caída del cabello.
Métodos para aumentar los niveles de testosterona
Afortunadamente, los hombres que sufren una disminución de la testosterona pueden emplear varios métodos naturales que pueden aliviar o incluso eliminar los síntomas que la acompañan. Entre los métodos de refuerzo hormonal se incluyen:
Hacer ejercicio
Todos los tipos de actividad física son cruciales para ayudar al hombre a mantener una salud óptima. Sin embargo, los estudios científicos han demostrado que un esfuerzo físico de moderado a intenso, como el levantamiento de pesas durante un máximo de una hora al menos tres veces por semana, podría estimular la producción y secreción natural de testosterona en el organismo.
Reducir el estrés
Una persona expuesta a manifestaciones crónicas o graves de mayor tensión y ansiedad o corre el riesgo de experimentar un aumento sistémico de hormonas del estrés como el cortisol. Estas sustancias no sólo pueden influir en el estado de ánimo de un hombre, sino que también pueden inutilizar las concentraciones de testosterona en sangre e inhibir la capacidad del organismo para producir más testosterona.
Consumir una dieta sana
Las dietas ricas en productos potencialmente perjudiciales, como las grasas malas y el azúcar, no sólo pueden causar numerosos problemas de salud, sino también precipitar desequilibrios hormonales. Por el contrario, un mayor consumo de alimentos que contengan nutrientes como la vitamina D y grasas saludables podría aumentar los niveles de testosterona.
Complementar la dieta con suplementos dietéticos
Ciertos preparados nutritivos que contienen sustancias naturales como extractos de plantas y hierbas también pueden tener un efecto positivo sobre los niveles de testosterona. Se trata de sustancias como la maca, la palma enana americana, el ginseng, el gingko biloba y el zinc.
Diagnosticar el problema
Es importante tener en cuenta que los problemas de salud mental pueden estar provocados por muchas enfermedades o factores ambientales distintos del bajo nivel de testosterona. Los profesionales médicos advierten que los hombres que experimentan manifestaciones como depresión, cambios de humor y ansiedad podrían beneficiarse de un examen físico exhaustivo por parte de su médico. Un profesional de la medicina puede evaluar en primer lugar si el nivel bajo de testosterona es la causa específica de dichos síntomas, identificar qué está precipitando el declive hormonal y, en última instancia, prescribir el régimen de tratamiento correcto basándose en dicha información.