La mayoría de los seres humanos tienen un orgasmo al menos una vez en su vida. La experiencia es común, casi universal, y sin embargo sigue siendo poco conocida por la ciencia médica. Los efectos observables de un orgasmo incluyen el aumento del ritmo cardíaco, el aumento de la presión arterial, la respiración agitada y las contracciones musculares. Sin embargo, aunque estos efectos externos del orgasmo pueden analizarse fácilmente, los científicos siguen sin comprender las bases neurológicas de este fenómeno. Sólo se está empezando a comprender qué ocurre exactamente en el cerebro humano antes y durante el orgasmo.
¿Por qué es importante el orgasmo?
Tampoco hemos entendido siempre la finalidad del orgasmo, al menos del orgasmo femenino. Obviamente, los machos necesitan tener un orgasmo para eyacular y reproducirse. Sin embargo, el orgasmo femenino ha desconcertado a los expertos desde los tiempos de Aristóteles, que se preguntaba: “¿Cuál es la razón evolutiva de la existencia del orgasmo femenino, cuando no es necesario para la reproducción?”. La principal teoría evolutiva actual es que el clítoris femenino es un resto vestigial del momento evolutivo en que las hembras necesitaban tener un orgasmo para estimular la ovulación. Desde entonces, sin embargo, los humanos han desarrollado la ovulación espontánea, lo que hace que el orgasmo femenino sea placentero pero no estrictamente necesario para la supervivencia de la especie.
Además, aunque el orgasmo femenino no es necesario para la reproducción, puede decirse que desempeña un papel secundario. Durante el orgasmo, ambos miembros de la pareja liberan las hormonas oxitocina y prolactina. La oxitocina, en particular, se libera en grandes cantidades durante las relaciones sexuales en pareja, y es responsable de una gran parte del vínculo emocional. Como las hembras pueden tener orgasmos, se acercan más a sus parejas. Los fuertes lazos de pareja proporcionan una ventaja evolutiva, ya que una pareja fuertemente unida tiene más probabilidades de permanecer junta, reproducirse varias veces y ayudarse mutuamente a sobrevivir.
Un estudio analiza los efectos del orgasmo en el cerebro
Hasta la fecha, lo único que sabemos del orgasmo es lo bien que sienta. Con el paso de las décadas, cada vez más investigaciones arrojan luz sobre la verdadera naturaleza del orgasmo. Un estudio reciente examina los efectos del orgasmo en la actividad cerebral. Este estudio en concreto fue realizado por Adam Safron, del Weinberg College of Arts and Sciences de la Northwestern University de Evanston (Illinois). Safron señala que la mayor parte de la investigación sobre el orgasmo hasta la fecha se centra en el propósito evolutivo del orgasmo. Su investigación se aparta de esta corriente y examina los aspectos neurológicos del clímax sexual.
La idea de que las experiencias sexuales pueden ser similares a un trance es muy antigua. Esta idea evoca los fines espirituales y meditativos del sexo según las enseñanzas del Tantra, una antigua tradición oriental. De hecho, Safron descubrió que la actividad cerebral de las personas durante el sexo y el orgasmo significa un estado rítmico de trance durante el cual toda la atención del cerebro se dirige hacia las sensaciones inmediatas del orgasmo. Las ondas cerebrales durante un orgasmo se sincronizan, creando un estado alterado de conciencia. Cualquiera que haya tenido un orgasmo puede identificarse con la idea de que el orgasmo implica una absorción sensorial completa. Puede parecer de sentido común, pero ante la escasez de investigaciones sobre la neurología del orgasmo, se trata en realidad de un hallazgo importante.
Implicaciones de los últimos descubrimientos sobre salud sexual
Estos hallazgos sobre los efectos neurológicos del orgasmo podrían tener implicaciones para la salud sexual. Es frecuente, sobre todo en las mujeres, tener problemas para alcanzar el clímax. Aunque en general esta dificultad es normal, puede resultar frustrante y desagradable. El autor afirma que la investigación puede ser relevante para las personas que desean mejorar su función sexual. Dado que el orgasmo tiene un efecto rítmico en el cerebro, podría ser útil centrarse más en los aspectos rítmicos de la actividad sexual para alcanzar el orgasmo. Por ejemplo, algunas personas podrían descubrir que mantener un ritmo más directo durante el coito puede favorecer el orgasmo.
Esta investigación también puede ayudar a allanar el camino para que el público vea el sexo no sólo como una fuente de placer e intimidad, sino también como un estado alterado de conciencia. Quienes estén interesados en alcanzar estados alterados de conciencia por motivos espirituales podrían encontrar lo que buscan en el trance que es el placer sexual. La práctica del sexo tántrico ya se ha aceptado en Occidente, pero quizá esta investigación y otras similares animen a mucha más gente a probarlo.