Hubo un tiempo en que la gente vivía según la salida y la puesta del sol. Ahora, muchos occidentales viven pendientes del despertador y de la tarjeta horaria. Entre golpe y golpe, nos quedamos bajo el resplandor de la iluminación artificial de la oficina. Aunque todos anhelamos ese despacho en la esquina, muchos se quedan en el cubículo central. ¿Por qué codiciamos la oficina con grandes ventanales? Y lo que es más importante, ¿qué efecto tiene en nuestro ritmo circadiano la exposición constante a la luz artificial brillante de la oficina?
Luz solar frente a iluminación de oficinas
Los seres humanos evolucionamos bajo la luz del sol durante el día y su ausencia por la noche. Tenemos muy arraigado el hábito de estar activos mientras brilla el sol y dormir cuando anochece. Sin embargo, ahora las líneas se han difuminado. Para la mayoría de nosotros, el frío resplandor de las luces fluorescentes domina nuestras vidas. No sólo estamos atrapados bajo luces brillantes todo el día, sino que también estamos encadenados a teléfonos inteligentes y otros dispositivos que emiten luz artificial.
¿Cómo afecta esto a la salud humana? Según un nuevo estudio, los efectos pueden ser sutiles e insidiosos. Los investigadores se propusieron estudiar a personas expuestas a la luz natural en comparación con las que pasaban el día bajo luces artificiales. En pocas palabras, se descubrió que las personas poco expuestas a la luz natural a lo largo del día tienen una menor calidad de vida en general.
¿Cómo sabemos que estos trabajadores de cubículo tienen una menor calidad de vida? Los investigadores estudiaron grupos que trabajaban en oficinas iluminadas por ventanas y los compararon con los que trabajan en zonas sin ventanas. Las personas que viven sin luz natural califican peor su calidad de sueño e incluso su calidad de vida. Hay una buena razón por la que la gente lucha por ese despacho de la esquina: mejora su salud física y mental.
La cruda realidad de la iluminación de oficinas
En la naturaleza, la luz cambia de tono y color a lo largo del día. El cerebro registra este cambio de color y lo utiliza como información para guiar el ritmo circadiano. En cambio, la luz artificial permanece igual todo el día. Esto puede afectar a nuestro ritmo circadiano de formas que desconocíamos. Al cuerpo le cuesta más detectar si debe prepararse para estar alerta o para echarse una siesta. Aunque la luz artificial constante puede tener un efecto adverso sobre la salud, hay formas de mitigar los efectos de trabajar en un cubículo. Los expertos recomiendan que las personas poco expuestas a la luz diurna hagan un esfuerzo por salir al aire libre, sentarse cerca de una ventana y exponerse de cualquier otra forma a los beneficios saludables de la luz solar natural.
¿Es la siesta diurna la solución?
Para muchos trabajadores de cubículo, las primeras horas de la tarde vienen acompañadas de una disminución de la energía y el estado de alerta. Dormir una siesta corta puede aumentar la productividad de una forma que antes desconocíamos. El ritmo circadiano sufre un pequeño bajón por la tarde, un efecto que es más notable en personas sin exposición a la luz natural. Dormir la siesta cuando nos apetece puede aumentar el estado de alerta y la creatividad en las horas previas a la salida.
De hecho, algunas de las empresas más productivas del mundo animan a echarse la siesta cuando apetece. Dado que más de un tercio de los trabajadores estadounidenses no duermen lo suficiente, incluso una breve siesta puede hacer que el trabajo sea más productivo y llevadero. De hecho, existe un esfuerzo coordinado para que la hora de la siesta forme parte del lugar de trabajo estadounidense, debido a la omnipresente privación de sueño que puede dificultar la productividad durante esta caída del ritmo circadiano.
Cuerpos viejos en un mundo nuevo
Aunque ahora vivimos bajo luces brillantes, no es así como evolucionamos. Para quienes buscan formas de ser más productivos en su día a día, puede que haya llegado el momento de ponerse en contacto con su yo evolucionado. Deberían encontrar formas de ser más activos, buscar la luz durante el día y la oscuridad por la noche. En resumen, será mejor que empiecen a vivir como lo hacían nuestros antepasados en la medida de lo posible. Estos sencillos cambios en el estilo de vida a menudo nos permiten caminar por la delgada línea que separa las exigencias de nuestra biología de las demandas de la vida moderna.
Muchas personas viven sin luz natural en sus días. Sin embargo, hay formas de mitigar el daño a su ritmo circadiano. Buscando la luz del sol siempre que sea posible y durmiendo la siesta cuando sea necesario, es probable que consigamos caminar por la línea.