Cuando se trata de entender su deseo sexual, el primer paso es estar informado. Dedicar tiempo a conocer los factores internos y externos que impulsan e inhiben la libido de cada persona permitirá prepararse y afrontar los cambios que puedan surgir con el tiempo. Tanto si su objetivo es reavivar la llama en el dormitorio, como si simplemente quiere comprender mejor cómo funciona todo, aquí tiene algunos datos importantes que debe conocer sobre su deseo sexual.
La dieta puede afectar al deseo sexual
Seguro que ha oído hablar de los mitos sobre los alimentos afrodisíacos que, según se cree, aumentan la libido. Aunque hay algo de verdad en este concepto, no es tan sencillo. Las investigaciones sugieren que la idea es consumir alimentos que favorezcan la circulación, especialmente los ricos en antioxidantes, como parte de la dieta habitual. Da la casualidad de que algunos de los alimentos más recomendados también tienen fama de levantar el ánimo.
Salmón
Esta opción de comida sana puede resultar muy romántica, sobre todo si se combina con otras especias y hierbas muy recomendables, como el jengibre, la cayena o el ajo.
Fresas y otras frutas
Las fresas son un gran complemento para cualquier comida. No sólo son una alternativa saludable a los caramelos y otros dulces, sino que desde hace mucho tiempo son una delicia para aumentar el romanticismo. Otras frutas que favorecen la circulación son las uvas, las naranjas y los arándanos.
El chocolate negro también es un delicioso manjar que favorece la circulación. Incorporarlo a tu cita nocturna puede ser una buena forma de que salten chispas.
El estilo de vida puede afectar al deseo sexual
Cuando se intenta recuperar o mantener el deseo sexual, es importante tener en cuenta que ciertas elecciones de estilo de vida pueden tener un impacto negativo en la salud general, así como un efecto de disminución de la libido.
Fumar
Fumar siempre está desaconsejado, y no sólo cuando se trata de mantener el apetito sexual. Este hábito no sólo es malo para la salud, sino que también puede provocar otros problemas que disminuyen la libido.
Alcohol
En cuanto al alcohol, no pasa nada por consumirlo de vez en cuando, pero se recomienda reducirlo al mínimo para proteger la salud.
Ejercicio
El ejercicio moderado es muy recomendable para mantener y aumentar el deseo sexual. La inactividad puede paralizar la libido, además de provocar complicaciones más graves como la obesidad. Mantener unos hábitos de ejercicio saludables, especialmente los que incorporan ejercicios cardiovasculares, funciona en combinación con una dieta cardiosaludable para ayudar a promover la circulación sanguínea y la energía.
Sueño
Muchas personas subestiman la importancia de descansar bien por la noche. La fatiga derivada de la falta de sueño puede provocar una disminución notable de la libido. La clave está en dormir bien y de calidad; planifique un mínimo de siete horas. Con todas las responsabilidades de la vida adulta puede resultar difícil a veces, pero con un poco de priorización y gestión del tiempo es posible. Haga del sueño una prioridad y verá cómo su libido se beneficia de ello.
Estrés
El estrés es un conocido inhibidor de la libido que debe tratarse lo antes posible para evitar otros problemas psicológicos y de salud. El estrés puede deberse a diversas causas, como el trabajo, las obligaciones familiares, los problemas económicos y otras. Dado que no es posible eliminar todas las fuentes de estrés, hay que centrarse en su gestión. Sea creativo e incluya a su pareja en las técnicas de gestión del estrés. Trabajar juntos para controlar el estrés beneficiará a ambos miembros de la pareja y puede ayudar a crear un sentimiento de unión que fomente una libido sana.
Edad
Debido a las diferencias en el desarrollo general entre los sexos, durante mucho tiempo se ha pensado que los hombres alcanzan su plenitud sexual mucho antes que las mujeres. Supuestamente, los hombres suelen alcanzar su punto álgido en los primeros años de la edad adulta, con una media de edad en torno a los dieciocho años, mientras que las mujeres pueden no experimentar su punto álgido sexual hasta los treinta y pocos años. En ambos sexos, muchos de los cambios fisiológicos y psicológicos que acompañan al envejecimiento pueden afectar negativamente al deseo sexual.
Aunque algunos problemas relacionados con la disminución de la libido pueden autotratarse si se observan a tiempo, siempre se recomienda consultar a un médico para asegurarse de que no existen causas subyacentes más graves, especialmente cuando se trata de medicamentos con receta o restricciones dietéticas.