En lo que respecta al estrés y la salud mental, se han establecido múltiples correlaciones entre ambos. En este artículo examinaremos las causas del estrés, los problemas de salud mental que el estrés puede precipitar y los métodos que las personas muy estresadas pueden emplear para gestionar el problema.
Las causas del estrés y los problemas de salud mental
El estrés puede deberse a diversos problemas personales, profesionales, económicos o relacionados con la salud:
- Problemas personales: La ansiedad puede deberse a la preocupación por la salud y el bienestar de los seres queridos, a problemas de salud personales, a la participación en un acontecimiento traumático, a un cambio importante en la vida, como el matrimonio o el divorcio, o al traslado a un nuevo lugar.
- Problemas profesionales: La tensión profesional puede ser el resultado de la seguridad en el trabajo, las responsabilidades laborales, el acoso laboral o el descontento con el propio trabajo.
- Problemas económicos: La pérdida del empleo, la preocupación por cómo pagar la educación universitaria de un hijo o una economía desfavorable pueden precipitar la preocupación y la ansiedad.
El estrés puede provocar diversos males mentales y emocionales que pueden afectar al estado de ánimo, los sentimientos y, en ocasiones, la fortaleza de ánimo de una persona. Tales afecciones incluyen:
Depresión
Cuando las personas están ansiosas o sienten una tensión añadida, su organismo puede aumentar la producción de hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol. Además de plantear numerosos riesgos potenciales para el bienestar de varios sistemas internos, el nervioso central puede verse muy influido por los rigores del estrés.
La sobreproducción continua de sustancias como la adrenalina y el cortisol puede acabar provocando un efecto sedante en las personas afectadas. Este desequilibrio hormonal puede provocar manifestaciones físicas como la disminución de los niveles de energía. Una energía crónicamente baja puede conducir a la depresión, e incluso a episodios depresivos graves que incapacitan a ciertas personas para realizar las funciones cotidianas básicas.
Cambios de humor
La tensión puede hacer que las personas afectadas experimenten altibajos excesivos en su estado de ánimo. Estas personas pueden expresar alegría y jovialidad en un momento dado y, al siguiente, estar malhumoradas, enfadadas y desagradables. Las fluctuaciones del estado de ánimo pueden precipitar problemas importantes en las relaciones que podrían conducir al aislamiento. Las personas aisladas corren un mayor riesgo de que se agraven trastornos como la ansiedad y la depresión.
Problemas de memoria
A corto plazo, las hormonas del estrés liberadas durante los periodos de mayor tensión podrían sobrecargar los sensores de memoria del cerebro, lo que puede provocar alteraciones temporales de la memoria. Sin embargo, el cortisol, cuando se segrega en exceso durante periodos prolongados, se acumula en el hipocampo (uno de los principales centros de memoria del cerebro). Si no se controla, este proceso químico puede acabar deteriorando las células de la memoria del cerebro, así como la capacidad de recordar a largo plazo de la persona afectada.
Comportamiento destructivo
Los periodos continuos de tensión pueden provocar una alteración drástica de los patrones de comportamiento de la persona afectada. El estrés crónico puede suponer una carga tan importante para el cuerpo y la mente que las personas afectadas suelen buscar salidas potencialmente destructivas para liberar esta tensión. No es infrecuente que las personas muy estresadas se involucren en actividades posiblemente perjudiciales, como peleas y otros arrebatos violentos, abuso de alcohol y sustancias, fumar, comer en exceso, apostar o asumir riesgos innecesarios, incluso peligrosos.
Disminución de la función cognitiva
Un estudio realizado en 2015 por la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York examinó cómo el aumento de la tensión afectaba a las personas mayores (de 70 años o más) durante un periodo de más de tres años y medio. Los investigadores descubrieron que las personas expuestas a mayores niveles de estrés tenían dos veces y media más probabilidades de desarrollar lo que científicamente se conoce como Deterioro Cognitivo Leve amnésico (DCLa), que afecta a su capacidad para recordar acontecimientos específicos y realizar funciones comunes.
Trucos para controlar el estrés
La clave para evitar los problemas de salud mental relacionados con el estrés puede residir en limitar o evitar el estrés en la medida de lo posible. Algunas formas de hacerlo son:
Identificar los desencadenantes
La tensión puede estar provocada por un amplio abanico de factores y circunstancias. Identificar los desencadenantes específicos, como dónde y cuándo se producen niveles significativamente mayores de ansiedad, puede ser el primer paso para eliminar o reducir el problema.
Practicar técnicas de relajación
Cuando se produce un periodo excesivamente tenso o un acontecimiento estresante, una persona afectada puede encontrar alivio practicando técnicas específicas para calmarse, como ejercicios de respiración y autoconversación positiva.
Aceptar que no se puede influir en todos los resultados
La preocupación multiplica la tensión. A menudo, las personas expresan preocupación por cuestiones sobre las que no tienen ninguna influencia. Simplemente dándose cuenta de que uno no puede controlar todas las circunstancias o resultados, sus niveles de ansiedad podrían descender precipitadamente.
Hacer ejercicio
La actividad física es un gran método para liberar tensiones. Cuando la gente hace ejercicio, su cuerpo segrega endorfinas, que combaten el estrés y mejoran el estado de ánimo. Además, el esfuerzo físico puede ayudar a prevenir el aumento de peso y la hipertensión arterial (dos subproductos físicos habituales del estrés).
Dormir bien
Las vidas llenas de tensión no siempre se corresponden con períodos de sueño reparador. Sin embargo, el sueño permite al cuerpo asentarse de forma natural y a la mente despejarse.
Suplementar con adaptógenos
Ciertas hierbas denominadas “adaptógenos” ayudan al organismo a afrontar mejor los factores estresantes externos, al tiempo que favorecen la salud del sistema inmunitario. Tomar un suplemento dietético a base de hierbas adaptógenas puede ayudar al organismo a afrontar mejor los efectos del estrés cotidiano.