Aunque sentarse a comer un plato interminable de pasta probablemente no sea la interpretación más saludable, cada vez hay más estudios que sugieren que comer hidratos de carbono tiene algunos beneficios. Las dietas bajas en carbohidratos o sin ellos se han convertido en métodos de adelgazamiento muy populares, pero ¿podrían ser más perjudiciales que beneficiosas a largo plazo? Una nueva investigación sugiere que podría existir una relación negativa entre una dieta baja en carbohidratos y la salud intestinal.
Se investiga la relación entre una dieta baja en carbohidratos y la salud intestinal
Como comentó el doctor Oleg Paliy, profesor asociado de la Universidad Estatal Wright y autor correspondiente de un nuevo estudio que investiga la cuestión, “los efectos relativos beneficiosos y perjudiciales de las dietas ricas en carbohidratos y grasas son objeto de muchos estudios y debates”.
Investigaciones anteriores sugieren que una dieta baja en carbohidratos puede ser útil para ayudar a tratar la demencia, las afecciones psiquiátricas y quizá incluso el cáncer. Sin embargo, en general, la investigación parece apoyar la idea de que consumir al menos algunos carbohidratos es necesario para obtener los mejores resultados de salud.
Los últimos descubrimientos indican que, si se sigue a largo plazo, una dieta baja en carbohidratos podría acortar la esperanza de vida hasta cuatro años y aumentar considerablemente el riesgo de cáncer, cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares. Recientemente, los científicos revelaron que una dieta baja en carbohidratos podría provocar resistencia a la insulina y aumentar el riesgo de padecer diabetes de tipo 2. Ahora, una nueva investigación publicada en Applied and Environmental Microbiology sugiere que no comer suficientes carbohidratos perjudica la salud intestinal, una situación que puede aumentar el riesgo de cáncer colorrectal.
La importancia de unas bacterias intestinales sanas
Cada uno de nosotros comparte una cohabitación simbiótica con billones de microorganismos que existen sobre y dentro de nuestro cuerpo, el mayor número de los cuales reside en nuestro tracto gastrointestinal. Las colonias bacterianas que viven en el intestino, denominadas flora intestinal o microbiota, son un factor clave para la salud y desempeñan un papel importante en muchas funciones corporales críticas. Influyen directamente en aspectos clave de la salud como la función cerebral, la regulación hormonal, la respuesta inmunitaria y la producción y absorción de vitaminas y nutrientes.
La disbiosis de la microbiota intestinal se ha relacionado con el desarrollo o la complicación de afecciones como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y el asma. También se ha descubierto que estos desequilibrios contribuyen a trastornos psiquiátricos y neurológicos como la depresión, el autismo, el trastorno de estrés postraumático, la esclerosis múltiple y la enfermedad de Alzheimer. Se ha demostrado que incluso el más mínimo desequilibrio de estas complejas comunidades microbianas puede conducir rápidamente a la enfermedad y al deterioro de la salud mental.
El consumo de carbohidratos beneficia a las bacterias intestinales
Al comparar una dieta rica en grasas y sin carbohidratos con una dieta occidental típica, investigadores de la Universidad Estatal de Wright estudiaron el efecto de la dieta en la salud intestinal y descubrieron que el cambio de una dieta equilibrada a otra rica en grasas y sin carbohidratos provocaba un cambio notable en las cepas de bacterias presentes en el intestino. Se descubrió que la dieta sin carbohidratos aumentaba los tipos de bacterias metabolizadoras de ácidos grasos y disminuía las responsables de metabolizar carbohidratos y proteínas. El resultado es una disminución de la síntesis de antioxidantes y ácidos grasos de cadena corta, lo que, según los investigadores, “[podría] tener consecuencias potencialmente negativas para la salud del huésped.”
Los antioxidantes beneficiosos y los ácidos grasos de cadena corta se crean cuando los microbios de nuestros intestinos procesan los hidratos de carbono. Estos ácidos grasos y antioxidantes sirven para combatir los daños en el ADN y los efectos del envejecimiento. Su presencia reduce la inflamación, regula el apetito y disminuye el riesgo general de cáncer colorrectal.
El Dr. Paliy explicó que “los microbios intestinales median en muchos efectos dietéticos sobre la salud humana. Allí, la mayoría de estos compuestos son fermentados por las bacterias intestinales. Esto ocurre porque una proporción significativa de los carbohidratos, proteínas y grasas de la dieta escapa a la digestión en el intestino delgado y llega al colon, una sección del intestino que alberga una densa población de microbios.”
Así pues, aunque una dieta baja en carbohidratos o sin ellos puede ser útil para perder peso a corto plazo, seguir un régimen de este tipo a largo plazo podría provocar trastornos importantes en la salud intestinal.
Simulación de los intestinos humanos
Para llevar a cabo su investigación, el equipo utilizó un mecanismo experimental diseñado para simular el intestino. El aparato integraba tres recipientes de cristal, cada uno destinado a simular una región distinta del colon humano. Cada recipiente se “sembró” con muestras de microbios intestinales suministradas por donantes de heces humanas.
Estas colonias de bacterias se alimentaron con nutrientes que imitaban una dieta occidental equilibrada o una dieta compuesta únicamente de grasas. A continuación, el equipo analizó los cambios en la microbiota mediante secuenciación de alto flujo para evaluar la composición y cromatografía líquida de alto rendimiento para medir los metabolitos de las colonias bacterianas.
Sus observaciones revelaron que el cambio de una dieta occidental a otra rica en grasas provocaba un aumento de las poblaciones de bacterias que metabolizan los ácidos grasos, entre ellas Alistipes, Bilophila y numerosos tipos de Gammaproteobacteria, mientras que se producía un descenso entre las poblaciones bacterianas que procesan carbohidratos y proteínas, entre ellas especies de Bacteroides, Clostridium y Roseburia.
La pérdida de bacterias que metabolizan los hidratos de carbono provocó una fuerte disminución de la producción de ácidos grasos de cadena corta. Los investigadores también observaron un descenso significativo de la producción de antioxidantes, importantes compuestos beneficiosos que previenen y reparan el daño celular y del ADN y ayudan a frenar los efectos de la edad. Los hallazgos del equipo se suman a la creciente evidencia de que eliminar los carbohidratos puede no ser la opción más saludable.
Cómo promover una diversidad saludable de bacterias intestinales
Como se ha demostrado, las bacterias beneficiosas del intestino son esenciales para la producción de vitaminas, la absorción de nutrientes, la lucha contra los patógenos y otras muchas funciones críticas. Hay una serie de factores que influyen en el número y los tipos de bacterias presentes en el intestino. A continuación presentamos algunos que se pueden controlar:
- Seguir una dieta variada basada en alimentos integrales que incluya mucha fruta, verdura y cereales integrales.
- Consumir alimentos ricos en probióticos. Los alimentos fermentados como el chucrut, el kimchi, el kéfir y el yogur son excelentes fuentes de bacterias beneficiosas.
- Comer muchos alimentos prebióticos. Los alimentos ricos en fibra, como las judías, las manzanas, los plátanos y la avena, son ricos en fibra prebiótica que favorece el crecimiento de las bacterias buenas.
- Tomar un suplemento probiótico que contenga cepas vivas de bacterias beneficiosas para ayudar a mantener o restablecer el equilibrio intestinal.
- Ingerir alimentos ricos en polifenoles, como el chocolate negro, el té verde, el aceite de oliva y el vino tinto. Los compuestos polifenólicos favorecen el crecimiento bacteriano sano.
- Limitar la cantidad de alimentos procesados y edulcorantes artificiales que se consumen. Los alimentos muy procesados y los azúcares alimentan las bacterias malas del intestino, lo que puede reducir el número de bacterias buenas.