Las investigaciones han revelado que la presencia de estrés psicológico, aunque sea leve, aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas. En este artículo se explica qué es la angustia psicológica, cómo puede aumentar el riesgo de padecer una gran variedad de problemas de salud y qué métodos se pueden emplear para reducir los niveles de estrés.
¿Qué es la angustia psicológica?
Todo el mundo experimenta sentimientos de tensión y tristeza de vez en cuando. Sin embargo, los profesionales de la salud mental opinan que el malestar psicológico se produce cuando estas emociones negativas persisten durante mucho tiempo e interfieren significativamente en la capacidad de la persona afectada para realizar tareas rutinarias, como trabajar o llevar a cabo tareas cotidianas.
Los síntomas del malestar psicológico pueden manifestarse de varias formas, como falta de concentración y atención, irritabilidad, ataques de ira o violencia, trastornos del sueño, fatiga, dificultades de memoria, dolores de cabeza e incapacidad para permanecer quieto o cómodo. Es importante señalar que el estrés no tiene la misma definición para todo el mundo. Lo que para ciertas personas es estresante, para otras puede no serlo. Además, el estrés no se manifiesta de la misma manera en todas las personas que lo padecen.
El estrés psicológico puede estar causado por uno o varios factores personales, biológicos o ambientales. Algunos factores estresantes habituales son las presiones laborales, los problemas de salud, los cambios en la vida (muerte de un ser querido, matrimonio, divorcio, nacimiento de hijos, pérdida de trabajo o ascenso), las limitaciones económicas, la posición social y la apariencia personal.
Dicho esto, hay otros desencadenantes más involuntarios que pueden influir en los niveles de estrés de una persona. Los desencadenantes involuntarios suelen adoptar la forma de genética y experiencias vitales. Algunos individuos se ven afectados por variaciones en los genes que controlan la reacción del organismo al estrés. Incluso la variación más leve puede tener un impacto significativo en la forma de percibir y reaccionar ante el estrés y la tensión. También pueden sufrir reacciones de estrés más graves las personas que han vivido acontecimientos traumáticos como el maltrato infantil, la implicación en un accidente trágico o la participación en un combate.
El estrés aumenta el riesgo de enfermedades crónicas
Cuando el cuerpo humano se enfrenta a una situación estresante, reacciona liberando hormonas que ayudan al cerebro y a otros órganos internos a reaccionar en consecuencia. Es lo que se conoce como respuesta natural al estrés. Hormonas como la adrenalina y el cortisol aumentan la actividad de muchos sistemas corporales y la persona afectada está mejor preparada para afrontar las circunstancias que se le presenten. Sin embargo, cuando el estrés es una presencia constante en la vida de una persona, la respuesta natural al estrés actúa de forma anormal.
La influencia continua de altos niveles de estrés a menudo precipita la inflamación dentro de la mayoría, si no todas, las células, tejidos y órganos del cuerpo. Esto puede provocar numerosos problemas crónicos de salud, desde leves hasta potencialmente mortales. Algunas enfermedades concretas son dificultades digestivas, aumento de peso, dolores de cabeza y otras molestias corporales, hipertensión y enfermedades cardiovasculares como la arteriopatía coronaria, problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, diabetes, diversos trastornos autoinmunitarios y ciertos tipos de cáncer.
¿Cómo se puede aliviar o superar el estrés?
Conociendo los efectos potencialmente graves que el estrés repetido puede tener en el organismo, es importante que todo el mundo intente limitar su exposición a situaciones estresantes o, al menos, aprenda técnicas de afrontamiento. Las personas estresadas pueden emplear numerosas formas de reducir los niveles de tensión:
Consumir una dieta equilibrada
Aunque comer alimentos sanos no eliminará las situaciones de estrés, emplear esta práctica llenará el cuerpo de una persona tensa de nutrientes que aumentan la energía y combaten las enfermedades, lo que podría evitar el desarrollo de enfermedades relacionadas con el estrés.
Hacer ejercicio
La actividad física rutinaria, incluso un esfuerzo ligero como caminar o estirarse, no sólo mantiene el cuerpo en forma, sino que permite a las personas estresadas despejar la mente y liberar tensiones de forma productiva.
Hablar consigo mismo
Algunos profesionales de la salud mental animan a las personas que afrontan el estrés a emplear una práctica denominada autoconversación positiva. Esta estratagema psicológica positiva puede llevarse a cabo cuando una persona tensa se dice a sí misma palabras o frases positivas y reforzadoras como “Estos retos pasarán” y “Ya he pasado por situaciones peores y he salido adelante”.
Practicar técnicas de respiración
Dominar técnicas específicas de respiración no sólo relaja, sino que puede ayudar al organismo a utilizar el oxígeno de forma más eficaz.
Evitar las drogas y el alcohol
Sustancias como las drogas y el alcohol pueden proporcionar una “solución rápida” pero, a largo plazo, no abordan las causas profundas del estrés y pueden precipitar una serie de problemas de salud.
Eliminar el estrés siempre que sea posible
Evitar vías innecesarias hacia el estrés. Es difícil escapar de ciertos factores estresantes potenciales inevitables, como las obligaciones laborales y familiares. Sin embargo, se pueden evitar otros posibles factores de estrés renunciando a participar en actividades no vitales o sin importancia que podrían exigir a alguien un gran gasto de tiempo y energía.
Dedicar tiempo a sí mismo
Una vez al día o varias veces a la semana, una persona estresada debe dedicar un tiempo determinado a una actividad relajante que le guste para despejar la mente y permitir que el cuerpo se calme.
Utilizar productos naturales que limiten el estrés
Los adaptógenos son ingredientes naturales que pueden encontrarse en diversos suplementos nutricionales y que se cree que poseen propiedades para limitar el estrés. Los adaptógenos son sustancias naturales que contienen elementos diseñados para ayudar al cuerpo humano a identificar y reaccionar ante cualquier situación estresante específica que se le presente.