Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la demencia afecta a más de 55 millones de personas en todo el mundo. Aproximadamente entre el 60 y el 70 por ciento de estos casos de demencia diagnosticados son en forma de enfermedad de Alzheimer. A medida que los científicos se esfuerzan por aprender más sobre la función cognitiva y el envejecimiento, ha quedado claro que existe una conexión entre la dieta y la demencia. Esto es lo que debe saberse sobre este diagnóstico tan común en la población de edad avanzada y lo que puede hacerse para favorecer una función cognitiva óptima a medida que se envejece.
Entender la demencia
La enfermedad de Alzheimer es una afección que se engloba en el ámbito general de la demencia. Se calcula que el Alzheimer afecta a casi 6 millones de estadounidenses, lo que la convierte en la afección neurodegenerativa más común que causa demencia al envejecer.
Los principales síntomas asociados a la demencia son la pérdida de la función cognitiva, problemas de coordinación, cambios de personalidad y problemas de memoria. El factor de riesgo más importante para desarrollar demencia es simplemente envejecer. Más del 90% de las personas diagnosticadas con demencia tienen 65 años o más.
Explorando la conexión entre la dieta y la demencia
Dado que no hay cura para el Alzheimer, los investigadores médicos han dado prioridad a aprender más sobre las posibles causas de esta enfermedad debilitante y sobre las medidas que se pueden tomar a lo largo de la vida para mantener la función cognitiva a pleno rendimiento. Algunas investigaciones han demostrado que lo que se come puede influir en la salud cognitiva a medida que se envejece.
En particular, la dieta mediterránea ha demostrado ser eficaz para ralentizar la progresión de los problemas cognitivos leves, de modo que no se conviertan en demencia tan rápidamente. Un estudio demostró que los seguidores de la dieta mediterránea disfrutaban de un declive cognitivo más lento en comparación con los individuos que no seguían este estilo de vida. Otro estudio relacionó la dieta mediterránea con una mayor capacidad de recuperación y funcionamiento cognitivo.
La dieta mediterránea se centra en el consumo abundante de frutas y verduras, pescado, aceite de oliva y frutos secos. Esta dieta también permite un consumo limitado de carne roja, productos lácteos y huevos, junto con una cantidad moderada de vino tinto.
Los mejores alimentos para la salud del cerebro
Aunque la dieta mediterránea se ha asociado a una mejora demostrada de la función cognitiva, no tiene por qué limitarse a este plan de alimentación específico. Los nutricionistas recomiendan consumir una buena cantidad de ácidos grasos Omega-3 si se trata de potenciar la salud del cerebro. Este nutriente natural del cerebro puede ser un potente potenciador de la memoria.
Otros buenos alimentos que conviene incluir en la dieta para una función cognitiva óptima son las verduras de hoja verde, las frutas del bosque, los cereales integrales, las aves de corral y las judías.
Los expertos también recomiendan limitar el consumo de alimentos procesados. Se ha demostrado que las carnes procesadas, como el salami, el bacon y los embutidos, aumentan el riesgo de demencia en un 44% cuando se consumen de forma habitual.
Otras formas de apoyar el funcionamiento saludable del cerebro
Aunque no se pueden controlar los factores de riesgo de la demencia derivados de la mala genética y la edad, hay una serie de opciones de estilo de vida que se pueden tomar para reducir la amenaza de esta enfermedad a medida que se envejece. Además de seguir una dieta saludable, hay otras medidas que pueden tomarse para favorecer el funcionamiento óptimo del cerebro.
Hacer ejercicio regularmente
Está comprobado que el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, lo que contribuye a estar más alerta y a tener una mejor función cerebral. El ejercicio también libera las hormonas del bienestar conocidas como endorfinas que levantan el ánimo.
Controlar los niveles de estrés
Estar estresado y emocionalmente alterado es una de las principales causas del deterioro de la salud cerebral de una persona. Por eso es importante ser proactivos a la hora de reducir los niveles de estrés en la vida. Independientemente de si es a través de la meditación, el ejercicio o la terapia, es importante dedicarse a proteger la salud mental y emocional.
Socializar
Si hay una excusa para salir con los amigos, es ésta. Las investigaciones han demostrado que una vida social activa es buena para el cerebro. Por lo tanto, hay que asegurarse de hacer cosas que nos hagan felices con personas que nos den alegría.
Entrenar el cerebro
El cuerpo no es lo único que hay que ejercitar. También hay que entrenar el cerebro para que siga funcionando a niveles óptimos. Algunas buenas opciones son los crucigramas, el scrabble y el sudoku. Obligar al cerebro a resolver rompecabezas puede ayudar a mejorar la concentración y la memoria, al tiempo que se mantiene el ingenio.
Reducir el riesgo de desarrollar demencia en el futuro es sólo una razón más para centrarse en una dieta saludable y tomar los suplementos diarios. No hay nada que perder y todo que ganar si esto se convierte en una prioridad en la vida.