En los últimos años, los continuos descubrimientos relacionados con la importancia del microbioma intestinal han sacado a la luz hasta qué punto dependemos de las bacterias que prosperan en nuestro organismo para determinar cómo combatimos las enfermedades. Las bacterias del intestino grueso son responsables de influir en las respuestas genéticas a una serie de factores externos.
De hecho, tenemos más microbios en nuestro cuerpo que células humanas naturales. A su vez, los virus superan en número a las bacterias de nuestro cuerpo en la misma proporción, contribuyendo a completar toda una comunidad de virus, bacterias y células que la naturaleza pretende que trabajen al unísono. Cuando existe un equilibrio saludable entre bacterias dañinas y bacterias “amistosas”, disfrutamos de una mejor salud digestiva, inmunitaria e incluso mental. Nuevas investigaciones sugieren que los edulcorantes artificiales son tóxicos para las bacterias intestinales, dejando a millones de personas expuestas a enfermedades.
¿Por qué es tan importante el microbioma intestinal?
El microbioma intestinal de cada persona es diferente, dependiendo de las bacterias y virus a los que hayamos estado expuestos. Parte de esta exposición se produce en el útero, pero nuestro microbioma intestinal también se ve influido por nuestra dieta y los factores ambientales. Aunque las bacterias del cuerpo de cada persona son diferentes, es importante que cada microbioma intestinal mantenga un equilibrio de microbios buenos y malos. Investigaciones recientes han descubierto que un desequilibrio puede exponernos a enfermedades e incluso debilitar el sistema inmunitario.
También se ha descubierto que cada cadena bacteriana desempeña una función específica. Por ejemplo, algunas cadenas bacterianas se han relacionado con un mayor riesgo de obesidad, mientras que se ha descubierto que otras afectan a la probabilidad de desarrollar autismo. Cuando se produce un desequilibrio del microbioma intestinal, se produce una respuesta inflamatoria en el intestino grueso. Desde allí se envían mensajes al cerebro, que a su vez los transmite al sistema nervioso central y al resto del organismo.
Esta interacción entre los microbios y las células humanas es la razón por la que es tan importante seguir una dieta sana y variada. Aunque se necesitan las vitaminas y los nutrientes que se encuentran en los alimentos naturales y sanos, también se necesitan las bacterias que prosperan en una muestra variada de alimentos. Cuanto más variada sea la dieta, más diverso será el microbioma intestinal. Una amplia variedad de bacterias ayudará al organismo a reforzar su inmunidad frente a diversas enfermedades.
Los edulcorantes artificiales son tóxicos para las bacterias intestinales, según una nueva investigación
Un estudio reciente, realizado en el Instituto Weizmann de Ciencias, analizó los efectos de los edulcorantes artificiales no calóricos (NAS, del inglés non-caloric artificial sweeteners) en el microbioma intestinal. El proyecto consistió en realizar pruebas con ratones suministrándoles agua potable con altas dosis de edulcorantes artificiales. Para el estudio se utilizaron sucralosa, sacarina y aspartamo. Tras un periodo de prueba de 11 semanas, los ratones alimentados con agua infusionada con NAS experimentaron niveles elevados de intolerancia a la glucosa. Los ratones de los grupos de control, alimentados con agua normal o con agua infusionada con sacarosa o glucosa, no experimentaron el mismo aumento de intolerancia a la glucosa. La intolerancia en los ratones de prueba se observó ya a las ocho semanas del ensayo, pero alcanzó su punto máximo a las 11 semanas.
Cuando se compararon con los microbiomas intestinales de ratones sanos, los microbiomas intestinales de ratones alimentados con edulcorantes artificiales mostraron cambios significativos. Una observación realizada durante el estudio fue que las vías observadas como comunes en casos de obesidad y diabetes eran más fuertes en los ratones que habían sido sometidos a agua infundida con edulcorantes artificiales. Entre los edulcorantes artificiales tóxicos para las bacterias intestinales, los investigadores descubrieron que la sacarina era especialmente destructiva para el microbioma intestinal. En concreto, el NAS aumentaba la intolerancia a la glucosa, al tiempo que afectaba a las bacterias intestinales conocidas por promover la obesidad. Con el consumo continuado, se descubrió que la sacarina alteraba ciertas cepas de bacterias Clostridiales. Estas cepas bacterianas se han relacionado anteriormente con un mayor riesgo de diabetes de tipo 2.
Para verificar estos resultados, el equipo de investigación utilizó ratones especialmente criados para carecer de microbios intestinales. A los ratones de prueba de este nuevo grupo se les trasplantaron bacterias fecales de ratones alimentados con agua infundida con sacarina. Además de desarrollar una mayor intolerancia a la glucosa, los ratones de prueba también desarrollaron cambios bacterianos similares a los de los ratones donantes.
Además, se trasplantaron microbiomas intestinales sanos de ratones donantes a ratones que habían sido alimentados con sacarina. Al analizar los ratones, los investigadores descubrieron que la presencia de sacarina sí alteraba el microbioma intestinal sano. Esto confirmó que la sacarina era responsable de los cambios en el microbioma intestinal de los otros ratones de prueba. También se descubrió que los ratones de prueba habían desarrollado intolerancia a la glucosa tras recibir el microbioma intestinal trasplantado.
Las bebidas deportivas podrían ser peligrosas para el microbioma intestinal
En otro estudio, los investigadores analizaron cómo afectarían los edulcorantes artificiales no calóricos a los seres humanos cuando se consumen a través de bebidas deportivas. Se modificó la bacteria E. coli para que se volviera luminiscente al interactuar con las toxinas. Esto ayudó a los investigadores a determinar el nivel de toxicidad en el microbioma intestinal. Como resultado, la bacteria E. coli pudo hacer evidente que la exposición a un NAS provocaba un aumento de la toxicidad en el microbioma intestinal.
El estudio indicaba que los edulcorantes artificiales pueden alterar el equilibrio bacteriano en el intestino grueso, lo que debilita el sistema inmunitario. La alteración de las bacterias en el organismo también aumenta las probabilidades de desarrollar una serie de afecciones médicas. Las cardiopatías, el autismo, la obesidad, la diabetes y muchas otras enfermedades graves se han relacionado con la salud del microbioma intestinal.
En conjunto, esta investigación sugiere que una dieta sana es aún más importante de lo que se creía. Para mejorar la salud del microbioma intestinal, se recomienda añadir a la dieta alimentos vegetales más coloridos. También es importante consumir cereales integrales y eliminar las carnes procesadas. Comer alimentos fermentados de forma natural y tomar un suplemento probiótico también puede ayudar a aumentar la diversidad del microbioma intestinal. Esta investigación también sugiere que sustituir el azúcar por edulcorantes artificiales puede no ser la solución inocua que la mayoría de la gente ha creído durante las últimas dos décadas.