La ansiedad y el estrés pueden afectar a casi todos los aspectos de la salud física y mental de una persona. Estas afecciones comunes no sólo pueden exacerbar o precipitar problemas de salud graves como la hipertensión y las cardiopatías, sino que pueden causar una amplia gama de síntomas persistentes y molestos que pueden interferir en la calidad de vida de una persona y en su capacidad para llevar a cabo su rutina diaria. Tales manifestaciones incluyen dolores de cabeza, cansancio, depresión, disminución de la libido, problemas digestivos, dolores corporales, trastornos del sueño y dificultad para concentrarse.
Cómo se contagia el estrés
Investigaciones científicas recientes han demostrado que la tensión y la ansiedad pueden transmitirse de un individuo a otro. Un estudio realizado por psicólogos del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales y la Universidad de Dresde puso a prueba esta teoría. Los médicos alemanes colocaron a sus sujetos en dos grupos de control. A los primeros se les colocó en una situación estresante, mientras los otros observaban. A cada persona se la emparejó con un ser querido o con un desconocido del sexo opuesto. Más de una cuarta parte de los observadores mostraron signos biológicos de mayor tensión, como un aumento de sus concentraciones corporales de hormonas del estrés.
Investigadores de la Universidad canadiense de Calgary estudiaron el impacto del estrés en ratones de laboratorio. Estos científicos emparejaron ratones macho y hembra, se llevaron a uno de los miembros de la pareja, lo sometieron a circunstancias estresantes, estudiaron la composición de su cerebro y, finalmente, devolvieron el sujeto de prueba a su pareja. Los investigadores descubrieron que ciertas neuronas (células cerebrales que controlan la respuesta al estrés) del cerebro de los sujetos de prueba estaban alteradas. Sin embargo, un hallazgo más interesante fue que los ratones no sometidos a la prueba también experimentaron cambios neuronales tras ser reunidos con sus parejas.
Estos mismos investigadores también descubrieron que los niveles de tensión de algunos sujetos volvían a la normalidad tras interactuar con compañeros no estresados. El equipo de científicos llegó a la conclusión de que algunas de las hembras eran capaces de recuperar la calma simplemente relacionándose con compañeros más equilibrados. El inconveniente de este descubrimiento es que no se pudieron extraer las mismas conclusiones sobre los ratones macho.
¿Puede el estrés alterar la química cerebral de los seres humanos?
La investigación ha demostrado que no es necesaria la exposición directa al estrés o al trauma para que el estrés afecte al cerebro de una persona. Una investigación en curso llevada a cabo por científicos de la Universidad Virginia Tech descubrió que manifestaciones graves relacionadas con la ansiedad, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), pueden desarrollarse en individuos que presenciaron un acontecimiento estresante de segunda mano, como los niños que vieron la cobertura televisiva de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Los presentadores de la prueba de Virginia Tech se refieren a esto como estrés observacional. Otro ejemplo de este fenómeno podría ser el hijo o ser querido de un soldado que participó en un combate. Las experiencias traumáticas del guerrero podrían manifestarse en emociones estresantes emitidas por quienes le rodean e intentan ayudar a su pariente a lidiar con su dolor.
¿Cómo gestionar el estrés contagioso?
La tensión puede controlarse mediante diversos métodos, entre ellos:
- Ejercicio. El ejercicio físico puede fortalecer el cuerpo y despejar la mente.
- Respiración profunda. Respirar lenta pero profundamente varias veces al día puede ayudar a expulsar la tensión del cuerpo.
- Dieta sana y equilibrada. Comer bien mantiene el cuerpo nutrido y ayuda a prevenir las enfermedades y manifestaciones que el estrés puede precipitar.
- Tiempo de relajación establecido. Se recomienda que, al menos una vez al día, las personas realicen una actividad que les guste. No hay mandatos sobre qué actividad realizar. El aspecto más importante de este proceso es encontrar una actividad que distraiga al participante de los factores estresantes externos.
- Confiar en los demás. A veces, externalizar los problemas y preocupaciones a un amigo o familiar de confianza puede ser una forma productiva de aliviar el estrés.
- Tomar suplementos naturales. Hay suplementos nutricionales específicos que contienen sustancias naturales que sirven como “adaptógenos”. Los adaptógenos son productos elaborados con vitaminas y nutrientes que alteran positivamente la química corporal de forma que ayudan a la persona a adaptarse a su entorno y a estar mejor preparada para reaccionar ante el estrés.