Nuevos hallazgos sugieren que el microbioma intestinal influye en la expresión génica

Los microbios intestinales han estado en todas las noticias últimamente. Recientemente se ha demostrado que la flora que vive en el tracto gastrointestinal, también conocida como microbioma, afecta a la salud general de muchas formas desconocidas hasta ahora. Nuevos estudios demuestran que pueden tener un efecto aún mayor de lo que creíamos, ya que controlan todo nuestro organismo, incluso nuestro ADN.

¿Qué es el microbioma?

Nuestro microbioma está formado por miles de cepas diferentes de bacterias y hongos que viven en nuestro tracto gastrointestinal. Estas bacterias son necesarias para diversas funciones del cuerpo humano. Ayudan a digerir los alimentos y son esenciales para convertirlos en las vitaminas que necesitamos para sobrevivir. Además, nuestro microbioma contribuye a la inmunidad de varias maneras, sobre todo desplazando a las bacterias malas para que no puedan sobrevivir. Esta es la razón por la que las personas son más propensas a contraer infecciones graves como la clostridium difficile después de tomar antibióticos que reducen el número de bacterias sanas en su intestino.

Aunque los investigadores creían que los beneficios de los microbios intestinales se limitaban principalmente al tracto digestivo, ahora sabemos que no es así. El microbioma afecta a la salud mental, a la inmunidad frente a las enfermedades e incluso puede influir en la expresión de determinados genes.

Microbios intestinales, expresión génica y dieta

How Your Gut Microbiome Influences Gene Expressionrobablemente haya oído la palabra “genoma”, que se refiere a su ADN y a la información que contiene. El epigenoma activa y desactiva estos genes según nuestras necesidades, produciendo las proteínas adecuadas en el momento oportuno para sobrevivir. El epigenoma está formado por millones de moléculas diferentes que rigen la expresión de los genes. Según investigaciones recientes, los microbios intestinales nos afectan a este nivel tan fundamental produciendo moléculas que tienen efectos epigenéticos en diversos tejidos de todo el cuerpo, incluidos el tejido adiposo y el hígado.

Alimentar a los microbios intestinales “buenos” que tienen estos efectos beneficiosos es una parte importante para mantenerse sano. Estos microbios viven mejor con alimentos ricos en fibra y micronutrientes. Sin embargo, esto no es lo que comen muchos occidentales modernos. Nuestras elecciones dietéticas pueden estar afectando a algo más que a nuestras cinturas en constante expansión.

El problema de la dieta occidental

Los ratones experimentales fueron mantenidos en un entorno libre de gérmenes y alimentados con una dieta similar a la que denominamos dieta occidental, rica en carnes rojas, grasas saturadas, almidones refinados y azúcares simples. Otro grupo de ratones se mantuvo en un entorno igualmente libre de gérmenes y se alimentó con una dieta más sana a base de frutas y verduras, repletas de micronutrientes y fibra que la flora intestinal necesita para desarrollarse. El grupo con la dieta más sana desarrolló un microbioma mucho más diverso a pesar de no estar expuesto a ninguna bacteria en su entorno. Estos microbios intestinales producían metabolitos diferentes, que a su vez afectaban a la expresión génica.

Las grasas y los azúcares se desplazan rápidamente por nuestro sistema gastrointestinal y no contienen los nutrientes que los microbios intestinales necesitan para sobrevivir. Esto conduce a un microbioma que puede sobrevivir, pero no florece ni crece la diversa gama de flora que necesitamos para una salud ideal. De este modo, lo que comemos puede afectar a nuestra salud de diversas maneras que nunca podríamos haber previsto.

Cómo ayudar a la flora intestinal a prosperar

Quien esté interesado en ayudar a su comunidad de microbios intestinales, puede hacer varias cosas. Por suerte, todas ellas son decisiones saludables en general. Comer muchos alimentos ricos en fibra, especialmente frutas y verduras que tienen las vitaminas que tanto la persona como su microbioma necesitan para prosperar. Hay que evitar los azúcares simples y las grasas saturadas, que son calorías vacías que ofrecen pocos nutrientes reales. Consumir yogur u otros alimentos fermentados que contengan grandes cantidades de bacterias saludables para colonizar el tracto gastrointestinal. A quienes no les guste el yogur, consideren la posibilidad de tomar un suplemento probiótico. Por último, evitar los antibióticos excepto cuando sea absolutamente necesario. Por desgracia, las bacterias buenas del organismo son tan sensibles a estos fármacos como los gérmenes que causan enfermedades.

Ya hay muchas buenas razones para seguir una dieta sana llena de vitaminas, fibra y alimentos vegetales. Sin embargo, parece que lo que comemos puede afectar a nuestra salud de más formas de las que los médicos y los científicos podían imaginar.

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