La próstata (derivado del griego antiguo que significa “hombre de delante”, “protector” o “guardián “) recubre el comienzo de la uretra y se acurruca contra el cuello de la vejiga. Consta de 30 a 50 pequeñas glándulas individuales. Éstas producen una secreción que se libera en la uretra durante la eyaculación y que representa dos tercios del volumen. La próstata también produce un antígeno especial, el PSA, que se ha establecido como marcador químico de laboratorio para los problemas de próstata.
Los cambios en la próstata pueden empezar a notarse ya entre los 40 y los 50 años. La llamada glándula prostática puede mostrar tanto un agrandamiento benigno como una proliferación maligna de tejido celular. Esto puede perjudicar cada vez más la función de la próstata y de la vejiga.
Dos culturas dietéticas parecen tener un efecto beneficioso sobre la próstata: La dieta japonesa, rica en té verde, soja, verduras y pescado, y la dieta mediterránea, que, por el contrario, contiene grandes cantidades de frutas y verduras frescas, ajo, tomates, vino tinto, aceite de oliva y pescado. Aparte de los nutrientes beneficiosos que se encuentran en alimentos como éstos, en todo el mundo se han identificado principios activos en más de una docena de plantas medicinales, especias y hierbas que influyen favorablemente de la próstata.
Los siguientes nutrientes pueden ayudar a proteger la próstata:
Vitamina C: los cítricos se consideran los principales proveedores clásicos de vitamina C. Pero muchas verduras como los pimientos, el brécol y la col también son ricas en vitamina C. Tiene un fuerte efecto protector de las células. Esta vitamina también puede contribuir al funcionamiento normal del sistema nervioso y del sistema inmunitario. Estos efectos, así como los efectos directos de la vitamina C sobre la próstata, pueden prevenir el agrandamiento progresivo de la próstata y proteger las células de otros daños.
La vitamina E también puede contribuir a la protección de la glándula prostática, ya que refuerza el efecto de la vitamina C. Además, puede influir positivamente en la calidad del esperma. Entre los alimentos que contienen mucha vitamina E se encuentran diversos aceites, frutos secos, semillas y verduras de hoja verde.
Semillas de calabaza: Las semillas de calabaza son ricas en ácido linoleico, beta-sitosterol, así como en carotenoides, magnesio y selenio, que ayudan a aliviar los problemas de próstata. Además, pueden ayudar a mantener un equilibrio hormonal normal. En las poblaciones que consumen muchas semillas de calabaza secas por tradición, los problemas de próstata son mucho menos frecuentes. Esto es especialmente cierto en los Balcanes, Asia Menor y Ucrania. Hoy en día, sus fitoquímicos más valiosos se extraen tanto de las semillas como de sus aceites. En 2005, la calabaza medicinal Cucurbita pepo fue elegida planta medicinal del año.
Corteza de álamo temblón: El álamo temblón, también llamado álamo temblón, pertenece al género de los álamos y a la familia de los sauces. Los valiosos ingredientes del álamo temblón tienen un efecto diurético y pueden favorecer el funcionamiento normal de la próstata. Para ello se suele utilizar la corteza en polvo.
Ortiga: La ortiga es una planta que se encuentra en todo el mundo. Tanto la parte aérea como la subterránea de la planta pueden consumirse como alimento crudo, en forma desecada o como extractos. Las partes de la planta contienen esteroles, polisacáridos, isolectinas, triterpenos, lignanos y cumarinas. La planta puede ayudar a mejorar el flujo urinario, así como a reforzar el sistema inmunitario en general.
Ruda dorada: Este género de plantas pertenece a la familia de las margaritas. Entre otras cosas, posee flavonoides, aceites esenciales y glucósidos fenólicos. Los ingredientes de la vara de oro, ya sea en forma de preparado de té o de extracto, tienen un efecto positivo sobre los riñones y las vías urinarias y pueden favorecer la función de la próstata.
Espárragos: Los espárragos pertenecen a la familia de las liliáceas y son una hierba perenne. Entre sus valiosos ingredientes se encuentran los flavonoides, las saponinas y el ácido aspártico. El espárrago tiene un efecto diurético, diurético y purificador de la sangre. La planta puede favorecer la actividad renal y la excreción normales. Los espárragos pueden comerse en ensaladas o solos, como verdura al vapor.
Astaxantina: Esta sustancia tiene fuertes efectos protectores de las células y puede ayudar en caso de agrandamiento de la próstata. Este carotenoide se encuentra principalmente en el marisco, sobre todo gambas, cangrejos y camarones, así como en el salmón y las algas marinas. Al mismo tiempo, se encuentra en los tomates, el maíz y las zanahorias.
Saw palmetto: Los efectos positivos de los frutos de esta planta ya eran reconocidos por los mayas y los indios seminolas norteamericanos y se utilizaban para aumentar la libido y la excitación, así como para aliviar los problemas específicos de la próstata. Los responsables son los aceites, polisacáridos, fitoesteroles, flavonoides y carotenoides que contiene la planta. Los fitoesteroles, por ejemplo, pueden tener un efecto protector de las células e influir positivamente en el equilibrio hormonal de los hombres, ya que los trastornos del sistema hormonal suelen ir acompañados de cambios en la próstata.
Resveratrol: El resveratrol es un nutriente natural de gran eficacia. Se extrajo originalmente de la piel de la uva y se ha demostrado que tiene un alto potencial de protección celular. El cacao, los cacahuetes, los pistachos y las bayas también contienen este nutriente. Sin embargo, el mayor contenido de resveratrol se encuentra en el knotweed japonés.
Selenio: Alimentos como las legumbres, los espárragos, el brécol, las setas, la col blanca, el ajo, las cebollas y las nueces de Brasil son ricos en selenio. Este oligoelemento puede contribuir a la espermatogénesis normal y favorecer el funcionamiento normal de la próstata.
Sitosteroles: Diversos esteroles vegetales pueden tener un efecto positivo sobre la función urinaria y contribuir a la protección celular. Se descubrieron por primera vez en el aceite de germen de trigo y después en el aceite de maíz.
EPA, DHA: Para funcionar de forma óptima, el organismo también necesita ácidos grasos omega-3, que actúan como potentes antioxidantes. Entre ellos se encuentran sobre todo el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Se encuentran en pescados como el arenque, el salmón y la caballa. Además de contribuir a muchas otras funciones corporales, estos ácidos grasos también pueden contribuir al funcionamiento normal de la próstata.
Calcio: Ciertas mezclas minerales que contienen calcio tienen numerosas propiedades. No sólo aportan minerales al organismo, sino que también pueden ayudar a regular el valor del pH del cuerpo.
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