Un estudio especial sobre entrenamiento cerebral patrocinado por el gobierno y denominado Entrenamiento Cognitivo Avanzado para Ancianos Independientes y Vitales (Advanced Cognitive Training for Independent and Vital Elderly, ACTIVE) descubrió que los ancianos que seguían un programa especial de entrenamiento cognitivo conservaban los beneficios cerebrales obtenidos ¡hasta 10 años!
El entrenamiento cerebral mejora múltiples aspectos del rendimiento cognitivo
En el mayor estudio jamás realizado sobre entrenamiento cerebral, 2832 participantes ancianos cognitivamente sanos con una edad media de 74 años fueron divididos en grupos que se sometieron a entre 10 y 12 sesiones de entrenamiento cerebral de aproximadamente una hora de duración cada una. Las sesiones se centraron en distintos aspectos del rendimiento cognitivo, como la velocidad de procesamiento cerebral, la memoria y el razonamiento. Un cuarto grupo no recibió ningún entrenamiento especial. Los participantes fueron sometidos a pruebas justo después de finalizar el entrenamiento, así como un año, dos años, tres años, cinco años y 10 años después de la prueba inicial.
El estudio, publicado en el Journal of the American Geriatrics Society, demostró que los ancianos que recibieron entrenamiento cerebral mostraron un mejor rendimiento en las tres áreas que los que no lo recibieron. Además, los beneficios cerebrales parecían mantenerse mucho después del entrenamiento; a los cinco años, las mejoras retenidas eran evidentes, y aunque después disminuían en general, a los diez años las capacidades de procesamiento y razonamiento de los individuos entrenados seguían siendo más fuertes que las de los que no se sometieron a entrenamiento.
La vida es más fácil de manejar
Y eso no es todo. Los participantes en el estudio declararon que, tras el entrenamiento cerebral, les resultaba más fácil realizar las tareas domésticas cotidianas. Esto indica que el entrenamiento cerebral del tipo realizado en el estudio podría ayudar a los ancianos a desenvolverse con más facilidad en su vida cotidiana y a mantener sus capacidades cognitivas durante más tiempo que quienes no realizan ningún tipo de entrenamiento cerebral. A largo plazo, esto podría incluso influir en el ingreso en residencias asistidas u otros tipos de centros asistenciales. El investigador principal, George Rebok, de la Universidad Johns Hopkins, comenta los resultados del estudio y sus implicaciones:
“Lo que descubrimos fue bastante asombroso. Diez años después del entrenamiento, había pruebas de que los efectos eran duraderos para el razonamiento y el entrenamiento de la velocidad. Si retrasamos la aparición de dificultades en las actividades cotidianas aunque sea un poco, eso puede tener importantes implicaciones para la salud pública en términos de ayudar a frenar los costes sanitarios, retrasar el ingreso en instituciones y hospitales”.
Quedan pendientes estudios adicionales para determinar por qué funciona el entrenamiento cerebral y averiguar si este tipo de mejoras cerebrales son realmente físicas.