Para estudiar cómo se relacionan la salud de la piel y las enfermedades, los investigadores tuvieron que entender primero por qué las enfermedades nos hacen experimentar inflamación. Cuando se trata de lesiones físicas, la inflamación es una parte necesaria del proceso de curación porque crea un amortiguador alrededor de la herida para protegerla. Aunque intentemos reducir la hinchazón alrededor de la herida, en realidad es la inflamación la que ayuda a cicatrizar la zona. Una vez que crece piel nueva alrededor de la herida, la inflamación suele remitir por sí sola.
La inflamación se caracteriza por unos pocos signos de leves a graves, dependiendo de la naturaleza de la afección médica. Cuando se produce un daño tisular, lo primero que nota la mayoría de la gente es que la zona afectada duele. En el organismo se liberan compuestos químicos que estimulan los nervios para que los mensajes de dolor lleguen al cerebro. Esto impide tocar la zona, ya que el dolor es más intenso con el contacto físico. La zona también aparecerá más roja que el color normal de la piel, porque los capilares de esa parte del cuerpo transportan una mayor concentración de sangre. El aumento del flujo sanguíneo también hará que la zona afectada se sienta más caliente y sensible.
En este punto, puede comenzar la hinchazón física. Esto protege la zona afectada, pero también reduce la movilidad. La hinchazón crea una barrera física que inhibe la libertad de movimiento que se suele experimentar. Intentar forzar el movimiento de esa zona suele desencadenar una sensación de dolor más intensa.
Algunas personas creen que la inflamación es el resultado de una infección, pero esto no es necesariamente cierto. Lo que ocurre en realidad es que las arterias más pequeñas de la zona afectada se agrandan para permitir el máximo flujo sanguíneo. Esto permite que los capilares se muevan con mayor facilidad entre las células y la sangre, atrayendo proteínas a medida que se desplazan por las arterias. Por último, se liberan unos glóbulos blancos llamados neutrófilos que empiezan a consumir los microorganismos extraños de la zona afectada. Esta respuesta inmunitaria es la que desencadena la inflamación.
La investigación descubre una conexión entre la salud de la piel y las enfermedades
La piel es el órgano más grande del cuerpo, por lo que es lógico que desempeñe un papel importante en el modo en que nos afectan las enfermedades. Investigaciones anteriores han descubierto que la inflamación de la piel puede estar relacionada con enfermedades como la diabetes de tipo 2, la enfermedad de Alzheimer, la osteoporosis y la aterosclerosis. Al ser el órgano más grande del cuerpo, incluso los niveles más pequeños de inflamación pueden afectar al organismo de forma significativa.
Con la edad, la piel se reseca, irrita y pica más. El Dr. Mao-Qiang Man cree que esto es un signo de inflamación en el organismo, provocada por un aumento de las citoquinas. Las citoquinas liberadas en la sangre ayudan a la piel joven a curarse más fácilmente, pero la piel vieja y seca es menos resistente. Como consecuencia, la inflamación se cronifica y el organismo tiene más dificultades para filtrar los agentes patógenos.
En el nuevo estudio, diseñado para examinar los efectos de los tratamientos cutáneos sobre las enfermedades, la Dra. Theodora Mauro revela que las afecciones de la piel, en particular la psoriasis y la dermatitis, pueden aumentar el riesgo de cardiopatías. Si se pudiera restablecer la salud de la piel, la Dra. Mauro conjetura que la inflamación y los riesgos de enfermedad también podrían verse afectados. En este caso, mantener la piel hidratada podría ser una forma eficaz de luchar contra las enfermedades degenerativas.
¿Es la hidratación de la piel un arma eficaz contra las enfermedades?
Los investigadores del estudio piloto eligieron a 33 ancianos de edades comprendidas entre los 58 y los 95 años. Dado que las citoquinas son buenos indicadores de la inflamación interna, los investigadores iniciaron el estudio de 30 días midiendo los niveles de citoquinas en cada uno de los participantes. A lo largo del estudio, cada participante se untó crema hidratante en la piel de la cabeza a los pies, dos veces al día.
Hay distintos tipos de citoquinas que pueden habitar en el organismo, pero tres en concreto son responsables de enfermedades degenerativas relacionadas con la edad. Son el factor de necrosis tumoral alfa, la interleucina-1 beta y la interleucina-6. Cuando se aplicó dos veces al día una crema hidratante que contenía ceramidas, colesterol y ácidos grasos libres, se produjo un descenso notable de los niveles de esas citoquinas. Los niveles bajaron lo suficiente como para que las citoquinas de los participantes fueran similares a las de personas de 30 años.
Se trata del primer estudio de este tipo que relaciona la salud de la piel con la inflamación y los riesgos de enfermedades degenerativas. Aunque sentó las bases y estableció que existe una conexión, habrá que seguir investigando. A medida que futuros estudios confirmen la correlación entre enfermedad y salud de la piel, probablemente se hará mayor hincapié en mantener la piel hidratada y sana.
La salud de la piel siempre ha sido una de las principales preocupaciones, sobre todo en lo que se refiere a los daños causados por los rayos solares. Además de hidratarse dos veces al día, es importante usar siempre protección solar al aire libre y evitar la luz solar directa en las horas más calurosas del día. También puede ser beneficioso utilizar un suplemento natural diseñado para nutrir la piel desde el interior aportando nutrientes cruciales. Un dermatólogo puede recomendar más consejos para el cuidado de la piel, de modo que se pueda mantener sano y joven el órgano más grande del cuerpo hasta una edad avanzada.