La menopausia es una época de cambios. Todas las mujeres pasan por esta etapa de la vida, que se asocia a diversos síntomas. Las investigaciones actuales demuestran que la menopausia y los estrógenos pueden afectar a la función muscular.
¿Qué es la menopausia?
La menopausia marca la etapa de la vida en la que una mujer ya no puede tener hijos. Este fenómeno natural se produce porque los ovarios y otros órganos sexuales y reproductores dejan de producir y hacer circular hormonas importantes como el estrógeno. La disminución de la función del aparato reproductor combinada con la disminución de las concentraciones hormonales acaban por poner fin a los ciclos menstruales.
Síntomas de la menopausia
El declive hormonal suele precipitar una serie de manifestaciones, como menstruaciones menguantes, sofocos, sudores nocturnos, fatiga e irritabilidad. Otros síntomas relativamente conocidos son los cambios de humor frecuentes y a veces drásticos, el aumento de peso y la disminución de la libido (deseo sexual), así como problemas de piel y cabello. Dicho esto, no todas las mujeres experimentan las mismas manifestaciones y algunas pueden encontrarse con síntomas que no son tan habituales. Uno de ellos es la rigidez muscular y la posible disminución de la función muscular.
La menopausia y los estrógenos afectan a la función muscular
Algunos científicos sostienen que el estrógeno desempeña un papel importante en la formación de la fuerza muscular y en la mejora de la calidad del tejido muscular. Por lo tanto, no debe sorprender que la disminución de los niveles sistémicos de estrógenos pueda precipitar manifestaciones como la disminución de la masa muscular, el desgaste muscular y las lesiones musculares.
Un estudio reciente, realizado por investigadores de la Universidad Jyvaskyla de Finlandia, en el que se examinó a más de 20 mujeres que entraban en la menopausia o la estaban experimentando en ese momento, reveló que los estrógenos mejoran realmente la calidad del tejido muscular al favorecer que las células musculares utilicen la energía de forma más eficiente. Además, estos científicos opinaron que el estrógeno estimula la producción de estradiol, una hormona similar a los esteroides responsable de ayudar a los músculos a mantener su fuerza y protegerlos de lesiones y enfermedades.
Con estos datos en mente, los profesionales médicos animan a las mujeres menopáusicas a emplear estrategias diseñadas tanto para mantener la salud muscular como para aumentar los niveles de estrógeno. Tales esfuerzos podrían lograrse mediante la participación en actividades como:
Hacer ejercicio
Se cree que la adquisición de peso adicional mediante el aumento de la masa muscular estimula la producción de estrógenos. Podría decirse que el método más directo de lograr este objetivo es mediante la participación en niveles moderados de ejercicio, preferiblemente entrenamiento con pesas.
Mantener la hidratación
Algunos profesionales médicos sugieren que las mujeres menopáusicas beban al menos dos litros de agua al día. Los músculos suelen ser las primeras regiones del cuerpo en sentir el impacto de la deshidratación a través de calambres y rigidez. Una hidratación adecuada ayuda a mantener unos músculos fuertes y hace que estas estructuras sean menos susceptibles a las lesiones.
Detoxificarse
A lo largo de la vida de una mujer, su organismo puede acumular una gran cantidad de alérgenos y toxinas. Se cree que estas sustancias potencialmente nocivas interfieren en la producción y absorción de estrógenos. Eliminar del cuerpo estas partículas amenazadoras se considera otro medio de aumentar posiblemente las concentraciones sistémicas de estrógenos. Dicho esto, la desintoxicación debe realizarse bajo la supervisión de un profesional médico.
Evitar los alimentos poco saludables
Los expertos en salud y los nutricionistas sugieren que las mujeres menopáusicas adopten una dieta antiinflamatoria. Entre los alimentos que pueden precipitar la inflamación en el interior de las células, tejidos y órganos del cuerpo se incluyen los que tienen un alto contenido en azúcar, contienen grasas poco saludables y alimentos congelados o procesados. Estos alimentos deben eliminarse a toda costa de la dieta de la mujer menopáusica. Estos productos no sólo interfieren con la capacidad del cuerpo para producir y absorber estrógenos, sino que también contribuyen a la inflamación que podría causar grandes daños a los músculos.
Comer alimentos que estimulan los estrógenos
Se cree que muchos tipos diferentes de alimentos ayudan al organismo a aumentar de forma natural la producción de estrógenos, entre ellos: diversas frutas, verduras y semillas, productos de soja, alubias y otras legumbres y hierbas comestibles como el tomillo, la cúrcuma y la salvia.
Utilizar suplementos dietéticos
Los suplementos nutricionales que contienen ingredientes naturales como plantas y hierbas suelen poseer cualidades de equilibrio hormonal. Algunos ejemplos habituales son la maca, el eleuthero, la damiana, el jengibre, la pasiflora y la lavanda.
Someterse a terapia hormonal sustitutiva
La terapia con estrógenos ha sido un medio eficaz de reponer las hormonas perdidas y aliviar las manifestaciones asociadas para un sólido porcentaje de mujeres menopáusicas. Dicho esto, se han asociado a este protocolo de tratamiento varios riesgos potencialmente graves para la salud, como el desarrollo de problemas cardiovasculares como coágulos de sangre, tipos específicos de cáncer y enfermedades cardiacas.
La terapia hormonal sustitutiva (THS) debe administrarse tras un examen físico exhaustivo por parte del médico de la posible candidata y considerarse si las manifestaciones menopáusicas son graves o la mujer en cuestión no presenta un riesgo elevado de desarrollar ninguna de las complicaciones asociadas.