Los investigadores han descubierto un mecanismo en nuestras células que es esencial para la producción de energía en los músculos. Este descubrimiento podría conducir a nuevos tratamientos para las enfermedades musculares. Además, la investigación demuestra que los músculos del cuerpo perciben la presión mecánica, lo que podría aliviar la rigidez muscular.
El ejercicio puede activar procesos alternativos que restauren la capacidad energética del músculo
Aunque es bien sabido que el ejercicio es bueno para nosotros, aún se desconocen muchos de los mecanismos moleculares subyacentes. Ahora, investigadores de la Universidad de Copenhague han hecho nuevos descubrimientos que nos ayudarán a comprender los efectos del ejercicio sobre la salud y, tal vez, a allanar el camino hacia nuevos tratamientos para muchas enfermedades musculares. Hemos identificado un nuevo e importante mecanismo de producción de energía de las células musculares y hemos demostrado que se activa con el ejercicio, independientemente de la edad, el sexo y el estado de salud”, afirma la profesora asociada Lykke Sylow, del Departamento de Ciencias Biomédicas y autora correspondiente del nuevo estudio.
En el estudio, los investigadores demuestran que una proteína concreta desempeña un papel clave en la producción de energía en la fábrica de energía de las células, la mitocondria. Y se sorprendieron al descubrir que es posible eludir la función de esta proteína en la producción de energía mediante el entrenamiento físico (conocido como ejercicio aeróbico). Su investigación demuestra que el ejercicio puede contrarrestar errores genéticos en la producción de energía muscular. En ausencia de esta proteína, el ejercicio puede activar procesos alternativos que restauran la capacidad energética del músculo y eluden el error genético.
Una oportunidad para desarrollar tratamientos innovadores
Los investigadores aún no saben exactamente cómo el ejercicio evita este proceso, pero su descubrimiento podría allanar el camino a nuevos tratamientos para una serie de enfermedades que afectan a los músculos. Su descubrimiento podría hacer posible el desarrollo de un fármaco que imite los beneficios para la salud del ejercicio en personas que no pueden practicarlo. Según los investigadores, esto abre la posibilidad de desarrollar nuevos tratamientos para más de 200 enfermedades diferentes relacionadas con defectos en la producción de energía muscular. Entre ellas figuran enfermedades genéticas mitocondriales raras y otras más comunes como la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las neurodegenerativas, en las que una función muscular reducida se asocia a una mayor mortalidad.
Aunque la pérdida de masa muscular es normal, puede ser potencialmente mortal para algunos grupos de pacientes, entre ellos los enfermos de cáncer. Cuando los pacientes con cáncer pierden masa muscular, es posible que no puedan recibir el mejor tratamiento posible. Puede impedirles recibir la quimioterapia óptima para matar un tumor porque el tratamiento es demasiado tóxico para los pacientes que no tienen suficiente masa muscular. Por tanto, existe una estrecha relación entre la masa muscular y la actividad física, por un lado, y las posibilidades de sobrevivir al cáncer, por otro.
Mejorar la calidad de vida
La proteína de crucial importancia para el mecanismo mitocondrial recién descubierto se conoce como SLIRP. En el estudio, los investigadores también demuestran que la SLIRP estabiliza los genes en las mitocondrias. Entre otras cosas, SLIRP es responsable de traducir el llamado ARNm en proteínas, que son esenciales para unas mitocondrias sanas y productoras de energía. Sin embargo, si falta SLIRP, las mitocondrias se dañan y ya no pueden producir suficiente energía. Este es el proceso que el ejercicio puede evitar.
Con estos nuevos conocimientos, los investigadores están un paso más cerca de desarrollar fármacos dirigidos a las mitocondrias que imiten algunos de los beneficios del ejercicio físico para la salud. Y eso podría suponer una gran diferencia. Sería estupendo que parte de esta magia muscular pudiera conseguirse sin ejercicio. Según los investigadores, esto podría mejorar realmente la calidad de vida y la salud de muchos pacientes.
Medir la presión a través de los músculos es un nuevo objetivo prometedor para los tratamientos
Otro estudio realizado por la Universidad de Umeå (Suecia) demuestra que los músculos del cuerpo perciben la presión mecánica. Este nuevo descubrimiento tiene importantes implicaciones para la neurología del ejercicio y podría mejorar el diseño de programas de entrenamiento y rehabilitación para aliviar las agujetas. Los resultados aportan una pieza importante del rompecabezas para entender la información que el sistema nervioso recibe de los músculos.
El estudio se centró en los husos musculares, que son los principales receptores sensoriales de la propiocepción. Se trata del “sexto sentido oculto” del estado mecánico del cuerpo y es crucial para el control adecuado del movimiento. En el estudio, los investigadores aplicaron distintos niveles de presión a los músculos del antebrazo de voluntarios despiertos y registraron las señales de las fibras nerviosas de los husos musculares situados en el músculo presionado. Cuando las manos de los participantes estaban quietas, los husos musculares respondían fuertemente a la presión muscular, lo que sugiere que la presión por sí sola es un estímulo suficiente para estos receptores. El estudio también demostró que cuando la mano se movía, la presión aumentaba significativamente la respuesta de los husos al estiramiento muscular. Este hallazgo pone en entredicho la creencia generalizada de que los husos musculares sólo responden al estiramiento.
Estos descubrimientos podrían suponer avances significativos en el tratamiento de enfermedades neuromusculares, la optimización del entrenamiento deportivo y el perfeccionamiento de las técnicas de fisioterapia. Por ejemplo, una mejor comprensión de cómo los husos musculares detectan la presión podría aportar nuevos métodos para tratar los espasmos musculares o mejorar la recuperación muscular tras una lesión. Los investigadores también descubrieron que, cuando eliminaban repentinamente la presión sobre los músculos, la actividad de los husos caía rápidamente por debajo de los niveles normales. Dado que las señales de los husos aumentan reflexivamente la contracción y rigidez musculares, las señales más débiles de los husos suelen asociarse a una menor rigidez muscular. Basándose en este hallazgo, los investigadores propusieron la técnica del “triple ocho” para aliviar rápidamente la rigidez muscular. La técnica del triple ocho consiste en aplicar con un objeto pequeño o un dedo una presión ligera o moderada en una zona muscular dolorida o rígida durante ocho segundos, aflojar la presión durante ocho segundos y volver a aplicarla durante ocho segundos. A continuación, el músculo relajado se estira lentamente. Según los investigadores, cualquiera puede utilizar esta técnica para aliviar rápidamente la rigidez muscular.